Vicente Cárcel Ortí es uno de los mejores conocedores de los fondos vaticanos acerca del Pontificado del Papa Pío XI que, como es sabido, hace pocos años que la Santa Sede ha puesto a disposición de los investigadores.
Por tanto, en este trabajo, regresa sobre el orígen de la guerra civil desde la suma de sus conocimientos, ya recogidos en otros libros, a los que se añade ahora el estudio y la valoración de las nuevas fuentes que la Santa Sede a puesto a disposición de los investigadores al abrir al gran público ese fondo documental.
Por otra parte, vale la pena leer el alegato del autor, sobre quienes son los que han de hacer la historia, sin dejarnos manipular por políticos o periodistas, que al no saber manejar y estudiar la documentación de archivo deforman la realidad y crean mitos y lugares comunes: “La libertad de opinión es un principio básico de la democracia. Las ideas se combaten con las ideas y la verdad de la Historia no se obtiene con leyes sobre la memoria orientadas de forma partidista para reinterpretar el pasado. Aunque no se compartan las ideas del otro no por ello hay que censurarlas, pues la libertad de expresión vale para todos sin excepciones” (14).
A lo que añade: “La Historia debe ser factor de concordia y no de discordia, de comprensión inteligente de todos y no de confusión. El pasado es pasado; hay que asumirlo críticamente para superarlo, aunque no se puedan eliminar las lógicas subjetividades de cada autor; la Historia hay que estudiarla asumiendo errores y reconociendo aciertos” (15).
La documentación de primera mano que pone a nuestra disposición Cárcel Ortí en esos cinco volúmenes que está publicando en la BA C, ya ha iluminado muchos puntos oscuros y seguirá haciendolo, por ejemplo el esfuerzo que puso la Santa Sede y el Nuncio de Madrid en no romper con el gobierno de la Segunda República, sin dejar de renunciar a hacer llegar al gobierno los ataques que estaba padeciendo o la flagrantes inusticias que se cometían por parte del gobierno en materia de educación, discriminación, subvenciones, órden público, etc.
Tambien esta documentación deja claro la falta de cultuira democrática que había en el país durante la segunda república, no solo en el comportamiento de los partidos, sino también de los propios diputados ekegidos democráticamente.
Finalmente, es claro tamvién la poca cultura, indice de analfabetismo de la mayoria de la pobalación que excplica el odio de las masas y la falta de respeto por las libertades de los demás.
José Carlos Martín de la Hoz.
Vicente Cárcel Ortí, 1936. El Vaticano y España, ed. San Román, Madrid 2016, 326 pp.