Parece que los aforismos gozan de buena salud, pues varias editoriales les están prestando atención en sus colecciones y ha aumentado últimamente el número de concursos literarios para este tipo de textos. El pasado 1 de junio, acudí a la presentación, en la librería madrileña Rafael Alberti, de Saque de lengua, con el que Gabriel Insausti, filólogo, investigador, profesor universitario, poeta, ha ganado el V Premio Internacional José Bergamín de Aforismos, convocado por la Editorial Cuadernos del Vigía.
No es fácil definir esta palabra de origen griego, que significa 'delimitación', 'límite', y se relaciona también con el adagio, el refrán, el proverbio, la máxima, la sentencia… Según explicó Manuel Neila, en la presentación de Saque de lengua, los franceses distinguen unos ciento veinte tipos de aforismos o de textos afines.
El Diccionario de la Real Academia, en la última edición, define aforismo como 'máxima o sentencia que se propone como pauta en alguna ciencia o arte'; el Diccionario de la Sociedad General Española de Librería, S. A., como 'frase breve que contiene un consejo, regla o principio'; y Fernando Lázaro Carreter, en el Diccionario de Términos Filológicos, como 'frase breve que resume en pocas palabras un conocimiento esencial, muchas veces médico o jurídico'.
En España, el aforismo fue importante en el Siglo de Oro (San Juan de la Cruz, Gracián, Quevedo…), decae en los siglos XVIII y XIX, y, a principios del siglo XX, se recupera un poco con Juan Ramón Jiménez, Ramón Gómez de la Serna, José Bergamín, Antonio Machado… Y hoy parece que vuelve a estar en auge, tal vez porque se trata de un tipo de texto que se aviene con el activismo y las prisas con que nos movemos. Gabriel Insausti explicó que, para él, el aforismo es un modo de contrarrestar la escritura sesuda y compleja de sus trabajos de investigación y de docencia, de pararse un poco a contemplar, a observar, a pensar.
Saque de lengua me ha parecido un libro excelente, brillante (El zapping por toda sintaxis), ingenioso (Leía cualquier cosa pero fumaba light, comía pan de salvado y bebía siempre agua mineral), sugerente (El otoño es un examen de conciencia), divertido (La verdad, toda la verdad, y nada más que me da la risa), variadísimo, tanto por los conceptos e intuiciones que se barajan como por el modo de expresarlos. Se nota también la sensibilidad poética (No es casa si no está encantada) del autor y su preparación cultural y filológica, puesto que son bastante frecuentes los juegos de palabras, la transformación de refranes y frases hechas (Predicar es el desierto)…, y las referencias históricas (El trabajo os hará libres), literarias y culturales (El silencio del domingo por la tarde parece sacado de un óleo de Hopper) que tal vez no todo lector sabrá captar, aunque esto quizá no tenga demasiada importancia. Además, hay que elogiar la edición, tan cuidada y elegante.
Luis Ramoneda
Gabriel Insausti. Saque de lengua. Editorial Cuadernos del Vigía. 2018.