En Despedidas y ausencias, el profesor croata Luka Brajnovic (fallecido en 2001), escribió un relato estremecedor de sus recuerdos de la Segunda Guerra Mundial y del exilio al que lo obligó la caída de su país en la órbita comunista. Señala en el texto su lucha por no odiar a quienes le habían causado tanto sufrimiento, a él y a tantos parientes y paisanos suyos. Ahora, su tercera hija, Olga, nacida en Madrid, ha seleccionado las notas escritas por sus padres en aquellos años y nos ofrece un relato que vale la pena leer: Una odisea de amor y guerra (Rialp, 2019).
Al poco de casarse y de nacer su primera hija, Erika, Luka Brajnovic y Ana Tijan (fallecida en 2017) han de separarse. Él, que había sufrido poco antes las represalias de los fascistas y que estuvo a punto de ser fusilado por los partisanos comunistas, huye con dos cuñados a Austria, Italia y, más tarde, a España, ante el riesgo que suponía la llegada de Tito al poder. Ella se queda en Croacia y se inicia la separación, que durará casi doce años, hasta que logran reunirse los tres en Munich y establecerse primero en Madrid y después en Pamplona, donde Luka fue profesor de la Facultad de Periodismo de la Universidad de Navarra.
Como señala José María Irujo en el prólogo, esta es una historia de coherencia; de coherencia en el amor conyugal, de fidelidad, de búsqueda y espera, en medio de penalidades y sufrimientos interminables. Coherencia heroica como católicos, lo que aumentó aún más las dificultades, porque esto les cerró muchas puertas y algunas posibilidades de que la separación hubiera sido más breve. Son impresionantes las notas en las que tanto Ana como Luka manifiestan la fe, la esperanza y el amor a Dios, en el que son conscientes de que se asienta y sustenta su unión conyugal, y lo que los lleva a soportar tantos días de padecimientos, a no ceder, a no desesperarse, a confiar en que el reencuentro se producirá. A esto, hay que añadir la calidad y el heroísmo de otros parientes de ambos –algunos sufrieron el martirio–, y la madurez de Erika, que tardó casi doce años en conocer realmente a su padre, puesto que, cuando este tuvo que huir de Zagreb, ella tenía pocos meses.
Un libro de una enorme belleza, aunque parezca paradójico: la belleza del matrimonio, la belleza de la fe, la belleza incluso del dolor, cuando es manifestación precisamente del amor. Un texto del que uno sale transformado después de haberlo leído. Hay que elogiar también el talento de la autora, que sabe desaparecer, para que destaquen solo sus progenitores y su hermana mayor.
Luis Ramoneda
Olga Brajnovic. Una odisea de amor y guerra. Rialp 2019