El profesor Carlos Valiente Barroso, experto en filosofía de la religión y profesor de neurociencias de la Universidad Villanueva, Centro adscrito a la Universidad Complutense de Madrid, ha coordinado a once expertos acerca del diálogo fe y ciencia en la actualidad, han sido estudiados y coordinados para abarcar una amplia y completa red de facetas imbricadas entre sí de modo que el lector pueda hacerse una idea cabal de la situación y, además, ha sido un acierto encontrar una editorial de divulgación científica como es la de Guillermo Escolar, que asegura una capilar difusión de tan valiosa información entre profesores e investigadores de esta materia de diversas universidades.
La raíz y el interés de fondo que ha movido a los autores a publicar un trabajo de estas características y, por tanto, a favorecer las investigaciones sobre esta materia, procede del impulso que puso en marcha san Juan Pablo II mediante la publicación de la Encíclica fides et ratio del 14 de septiembre de 1998, que “promovió una comprensión más plena de la relación entre fe y razón, entendidas como las dos alas con las que el espíritu humano se eleva a la contemplación de la verdad” (8).
El libro se centra desde las primeras páginas en el hombre, centro de la creación, entendido como imagen y semejanza de Dios y, por tanto, llamado a la contemplación de Dios y a cooperar con Él en la obra de la creación, perfeccionándola y gobernándola como Dios le mandó en el libro del Génesis. El hombre debe conocer y comprender la creación para amar y dar gloria al creador. Se trata de encontrar la luz de la fe, como nos recuerda el obispo de Santander, Sánchez Monge, en la introducción, al comienzo del trabajo, cuando trae a colación unas sugerentes palabras de Raniero Cantalamessa, a propósito de un ficticio diálogo entre un águila y una lechuza: “para ver a Dios es necesario abrir un ojo distinto, es necesario aventurarse fuera de la noche”.
El hilo conductor de este trabajo, por tanto, es la meditación y observación del concepto de providencia de Dios. Es decir, Dios no se ha contentado con crear el mundo y lo ha abandonado a su suerte mediante las leyes que el creador de impuso. El deísmo implica desconfianza de Dios, del creador y del fin amoroso que le impuso. Así pues, los autores nos hablan desde diversos ángulos de la necesidad de recuperar la confianza en Dios y en las demás criaturas divinas, quienes aunque anide en ellas el resto del pecado original, no por eso dejan de ser hijos queridos de Dios. Es muy importante, en esta línea la aportación del jesuita Ángel Cordovilla, sobre que la providencia “presupone la acción de Dios en el gobierno del mundo conduciéndolo a un fin” (70).
José Carlos Martín de la Hoz
Carlos Valiente Barroso (ed.) Once teólogos ante el diálogo ciencia-fe. Reflexiones filosóficas a la luz de la revelación, ediciones Escolar y Mayo, Madrid 2018, 342 pp.