El alma del mundo

 

El profesor Scruton de la Universidad de Cambridge recoge en este trabajo los frutos de muchas conferencias acerca del mundo espiritual que está, en su opinión, constantemente presente en el ámbito del pensamiento y del quehacer cultural contemporáneo.

Por una  parte, se hace eco del problema de la religión y la violencia que desde el 11-M y mediante las acciones violentas de algunos islamistas que han sido hechas teóricamente en nombre de Dios. Podría resumirse en estas palabras: "Girard (La violencia y lo sagrado 1972) comienza con una observación que no puede dejar de hacer un lector imparcial de la Biblia hebrea o del Corán: la religión monoteísta puede prometer paz, pero también está profundamente implicada en la violencia (…). Hace exigencias indignantes y sanguinarias, como la de que Abraham sacrifique a su hijo. Esta concreta exigencia, crucial para las tres religiones abrahámicas es, según Kierkegaard (Temor y temblor 1843), la prueba suprema para la fe, prueba a la que Abraham debe responder con una 'resignación infinita', y reconocer así que todo, incluido su hijo, pertenece a Dios. Otros, en cambio, ven en esta historia una provocación, que invita a condenar la religión por ser una fuerza que puede prevalecer hasta sobre los más severos imperativos morales" (43-44).

La respuesta verdadera la da la muerte redentora de Cristo en la cruz, a la que el pensamiento vislumbra solamente cuando no hace uso de la revelación cristiana, pues sin ella se llega vagamente: "Buscar a Dios es buscar una persona, el redentor al que uno puede confiar su vida" (58).

También a esto hay que añadir que la Alianza divina con el hombre: "Es una característica de la tradición religiosa judía considerar la relación entre Dios y su pueblo fundada en una alianza: en otras palabras, un acuerdo vinculante, por el que Dios exige obediencia solo porque carga Él mismo con obligaciones hacia aquellos a los que manda" (12). Evidentemente el mal en el mundo reconoce la falta y pecado de los hombres, pero la revelación cristiana nos hace descubrir que la Alianza está incólume por parte de Dios y se reconstruye mediante la Redención del hijo de Dios encarnado.

De todas formas, nuestro autor señala el empobrecimiento del contrato humano desde Rousseau :"El mundo de las obligaciones ha ido siendo transformado en un mundo de contratos, y por tanto de obligaciones rescindibles, finitas y dependientes de la voluntad individual" (149).

Las últimos páginas están dedicadas a la música (228 y ss), con finos y certeros análisis: "Si la música tiene significado, entonces es lo que uno entiende cuando la entiende. Esto, que para el caso del lenguaje fue puesto de relieve por Frege. Debería resultar obvio para un filósofo analítico, aunque parece haber sido pasado por alto en gran parte de la literatura sobre la estética musical, y tampoco se le ha dado lugar alguno, hasta donde yo sé, en la neurociencia de la música" (242).

José Carlos Martín de la Hoz

 

Roger Scruton, El alma del mundo, ed. Rialp, Madrid 2016, 304 pp.