El profesor Chris Wickham, catedrático de Historia medieval de la Universidad de Oxford, después de una paciente investigación, nos ha proporcionado una novedosa visión de la historia de Occidente desde el año 400 hasta el 1000. El período Alto Medieval es el menos conocido, por la evidente falta de fuentes fidedignas, y, sobre todo, por el necesario entendimiento del papel de la Iglesia en esa época. El objetivo de su extenso trabajo lo expresa el autor en las primeras líneas: "La Europa de la Alta Edad Media ha sido objeto de constantes errores de interpretación. Ha sido víctima, sobre todo, de dos grandes narrativas. Las dos han sido muy influyentes en la historia y la escritura histórica de los dos últimos siglos, y han sido asimismo responsables de proyectar una imagen falsa de este período: son la narrativa del nacionalismo y de la modernidad" (17).
En ese sentido, el derecho romano será el hilo conductor de esta obra para mostrar el legado de Roma: "El código teodosiano siguió siendo un punto de referencia en el Occidente pos romano, aunque las leyes de los reinos pos romanos fuesen distintas; el corpus de Justiniano sobrevivió como la ley de Bizancio y, por separado, resucitó en Occidente en el siglo XII" (69)
Es claro que se trata del Copus Iuris Civilis, pues el Derecho Canónico tardará más en recopilarse. Además, la conversión del imperio al cristianismo se prolongó durante siglos y se interrumpió en muchos casos con la invasión del siglo V. Pero: "el tiempo cristiano sustituyó al tiempo pagano" (95). Y añade después: "La Iglesia, al no depender del Estado, fue la institución romana que pervivió con menos cambios hasta la Alta Edad Media; los lazos entre las regiones se debilitaron, pero el resto permaneció intacto" (101).
El autor es honrado para estudiar la actuación del emperador en las disputas cristológicas de los siglos IV y V: " Esas caracterizaciones tan detalladas no han lugar aquí. Pero es importante hacer hincapié en que tenían mucha importancia" (107). Evidentemente, se jugaban la fe y la salvación y: "El cristianismo, en el siglo V, era una religión de masas, cada vez con más alcance entre los campesinos" (107). Son interesantes las observaciones del derecho romano sobre la familia, la mujer etc., y cómo fue la mujer cristiana pasando a ser el centro de la casa y gobernarla (115).
Finalmente subrayará cómo en el siglo IX: "Los carolingios promovieron la alfabetización básica, pero esperaban más, sobre todo de los más destacados nobles y clérigos: que comprendieran correctamente la Biblia y la teología, sin la cual era imposible abrirse un camino idóneo en el mundo político carolingio" (472).
A lo que añade, páginas después: "En Bizancio, a lo largo de los siglos IX y X, se fue desarrollando cada vez más una clase gobernante culta. Se trataba, en su gran mayoría, de una élite secular; la educación bizantina, así como cierta reforma institucional del siglo IX (sobre todo en el campo del derecho), pretendían revivir tradiciones grecorromanas, que incluían el principio según el cual los hombres que dirigían el estado debían contar con una cultura literaria amplia" (517).
La conclusión, después de examinar las diversas áreas geográficas y avanzar hasta el final del período propuesto, es sencilla: "La herencia de Roma, al menos en aquellas regiones, duró hasta el año 1000, pero en adelante, su sombra se desvaneció" (680).
José Carlos Martín de la Hoz
Chris Wickham, El legado de Roma. Una historia de Europa de 400 a 1000, ed. Pasado y presente, Barcelona 2014, 759 pp.