En la última gran Encíclica de los Romano Pontífices sobre el ecumenismo, uno de los temas más queridos y valorados por el Magisterio de la Iglesia desde el Concilio Vaticano II, la publicada por San Juan Pablo II, el 25 de mayo de 1995, con el nombre tan característico de “Ut unum sint”, en los números finales proponía el Santo Padre diversas ideas para el avance en esta materia tan importante como urgente, pues es grande el dolor que supone a los creyentes y escándalo a los no creyentes.
Precisamente, uno de los temas más importantes planteados en ese documento fue el estudio histórico del ejercicio del primado del Papa durante el primer milenio de la vida de la Iglesia católica, es decir antes del cisma de Focio, en el siglo XI, y, por tanto, de la separación de una gran parte de la Iglesia Oriental, denominada Ortodoxa.
El propio cardenal Joseph Ratzinger como prefecto de la Congregación para la doctrina de la fe presidió poco tiempo después de la publicación de la Encíclica un congreso de historiadores de la Iglesia en Roma llegados de las más prestigiosas universidades del mundo entero para abordar esa cuestión; el ejercicio del primado en los primeros siglos.
Esta breve introducción a la materia del ecumenismo, nos sirve para presentar el último trabajo traducido al castellano del Prof. John W. O’Malley SJ., titulado “Historia, Iglesia y teología”, donde se recogen artículos dispersos de Historia de la Iglesia publicado en diversas fuentes y recopilados con la intención de que nuestro pasado ilumine nuestro presente. Efectivamente, el profesor O’Malley es bien conocido en España, sobre todo a raíz de la publicación de sus estudios acerca del Concilio de Trento y de la renovación de la Teología del siglo XVI y del Concilio Vaticano II y la profunda revolución que perdura hasta nuestros días.
Ahora deseamos fijarnos precisamente en un texto publicado por O’Malley en el año 2000, e incluido en esta recopilación, pero que tiene todavía mucho sentido e importancia, pues aborda la cuestión del ejercicio del primado en el primer milenio y cómo se fue desarrollando con una “fuerte identidad” (16).
Seguidamente nuestro autor resumirá cómo fue el Santo Padre asumiendo funciones desde el comienzo del segundo milenio según se fueron haciendo necesarias para el gobierno de la Iglesia, según el mandato de Cristo: “Tu eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”. Así irá recordando las funciones más llamativas, como la del nombramiento de obispos, la declaración de los dogmas y santidad de los beatos, las tareas de orientación de la doctrina y la moral, la publicación de las encíclicas (11-13).
José Carlos Martín de la Hoz
John W. O’Malley SJ., Historia, Iglesia y teología. Cómo nuestro pasado ilumina nuestro presente, ed. Sal Terrae, Santander 2018, 244 pp.