Cómo él mismo resalta, es importante caer en la cuenta de que: “El grupo de los discípulos de Jesús no se ha disuelto con su muerte, es más la ha llevado adelante” (p.12). Precisamente la Resurrección fue el milagro clave que explica el nacimiento de la Iglesia y su posterior expansión por el mundo entero (p.31).
La venida del Espíritu Santo y la expansión misionera se realizaron como narra los Hechos de los Apóstoles sobre los Apóstoles (p.57) y los discípulos transformados por la gracia de Dios: “Jesús reune a doce apóstoles y a numerosos discípulos de tipologías diversas pero susceptibles de conservar su memoria y proseguir su obra” (p. 25).
Son también interesantes las relexiones del profesor Norelli sobre la tensión entre los que esperaban una pronta parusía y los que como San Pedro anuncian un tiempo del perdón de Dios y de la conversión (p.25).
Aunque la clave de la expansión de la primitiva comunidad cristiana por todo el orbe se realizaran sobre la familia y la iglesia doméstica (p.34), el autor subrayará la importancia tanto del Primado de Pedro (pp.39, 127-131), como del establecimiento de una estrcuctura jerárquica, con la cabeza de un obispo en los diversos lugares donde fue arraigando la fe, tras el trabajo de Pablo (pp. 93, 117) y otros misioneros .
Son muy interesantes las reflexiones del autor sobre el origen y desarrollo de las diversas persecuciones. No olvidemos que: “las autoridades no se interesaban por lo que cada uno creía o pensaba o de los cultos privados que practicaban” (p.164). Por tanto, la animadversión de las autoridades y del pueblo nacieron por la envidia, el choque moral contra el paganismo (p.171) y la negativa de los cristianos a dar culto a las divinidades paganas (p.262). Como afirma Norelli: el cristianismo era una religión de salvación y de felicidad. “La gente no se conforrmaba con una felicidad en el otro mundo” (p.168).
El autor desarrolla la convicción profunda que traslucen los escritores cristianos de haber recibido una religión revelada (185) y solo a ellos, los cristianos (186), por lo que, por una parte no era un invento humano y, además, la iniciativa era divina: Dios creó un pueblo nuevo.
En las páginas finales, hay tres cuestiones de gran interés: el testimonio de veracidad de los mártires (p.214), las afirmaciones de San Ireneo de Lyón, sobre la acción del Logos continúa junto con la del Espíritu Santo (p. 234) y el estudio del nacimiento del Nuevo Testamento (p. 241).
En suma, un trabajo muy interesante que recoge las principales aportaciones de la historiografía contemporánea sobre la materia.
José Carlos Martín de la Hoz
Enrico NORELLI, La nascita del cristianesimo, ed. Il Mulino, Bologna 2014, 279 pp.