El profesor emérito de sociología de la Universidad de Barcelona Salvador Giner, nos ofrece, en el trabajo que ahora presentamos, un completo análisis del porvenir de la religión en nuestra sociedad secularizada y en permanente estado de revisión, tras los acontecimientos violentos del fundamentalismo de algunos movimientos autoproclamados islámicos.
La propuesta que hacemos al lector sería comenzar la lectura de este libro, después de la introducción, por el capítulo final (135 y ss.), pues es de un gran interés, la síntesis que realiza el autor del pensamiento contemporáneo sobre la filosofía de la religión. También es importante, el repaso que nuestro autor hace de la bibliografía actual sobre la materia y, en concreto, de sus propias lecturas y conclusiones, que luego irá vertiendo a lo largo del libro. Este capítulo ayudará a entender, además, de quien es deudor Giner y de quién es crítico, puesto que honradamente ha señalado todas sus fuentes o al menos gran parte de ellas.
También es honrado señalar la escasez de autores de pensamiento cristiano y, algunos de ellos son de verdadera prestigio e interés en estos campos de filosofía de la religión. La impresión es que faltan algunos de los grandes como von Balthasar, Ratzinger, Habermas, Pascal, Kierkegaard, etc.
En cualquier caso, la tesis que el autor sostiene desde las primeras páginas de este ensayo se va confirmando y manteniendo a lo largo de todo el trabajo, hasta llegar al final del mismo.
La religión para Giner goza de buena salud y está llamada a ser fundamental en la construcción de la Paz en el mundo, del desarrollo justo y solidario: “El mundo que nos espera, presa de la mudanza, albergará en su seno mayor secularidad. Sin embargo, lo sobrenatural y misterioso seguirá fascinando a muchos. Por su parte, la razón permitirá que nos emancipemos del misterio y del dogma, librándonos así del enigma de vivir para entregarnos a conocer a ciencia cierta, naturaleza y mundo, e incluso algo de nuestra vida y conciencia”. Y añade: “sin lo sagrado solo hay vacío, Soledad y ausencia. Lo saben los creyentes en lo sobrenatural, y también quienes creen solo en lo natural. Estos poseen también valores, lealtades y convicciones que son, para ellos, sagrados. El amor a los seres queridos, así como el que sienten por su patria, o por los ideales o símbolos venerados, es señal de sacralidad. La propia dignidad de cada cual es, y debe ser, sentida como sagrada. Ello nos ayudará a respetar la de los demás, guardianes de la suya” (12).
El texto que acabamos de ofrecer de Giner, muestra una visión poco exacta de la filosofía de la religión y también aparece el miedo al dogma cristiano (29), como si éste fuera origen de la violencia (al estilo de la denuncia de new age), pero tiene de positivo el que subraya la validez de la religión y, sobre todo, la confianza habitual en la razón. En efecto, el gran problema actual de los pensadores cristianos a la hora de mantener el necesario y equilibrado diálogo entre fe y razón, como ha sido el hilo conductor de la historia de la teología desde los comienzos, está siendo, desgraciadamente, que desde hace años escasean los autores que confían de modo normal en la razón.
En definitiva, con salvedades como la pobre interpretación del autor de la relación entre violencia y religión (23 y 79), es un trabajo que conviene leer.
José Carlos Martín de la Hoz
Salvador Giner, El porvenir de la religión. Fe, humanismo y razón, ed. Herder, Barcelona 2016, 160 pp.