La religión y la filosofía de la religión, son una realidad cada vez más viva y presente en las publicaciones actuales referentes a temas y cuestiones humanísticas, que aparecen en todos los niveles, tanto en los libros de ensayo, como en las tesis doctorales y en publicaciones de las actas de los Congresos.
Asimismo, aparece la religión también como tema central en las novelas históricas, verdadero descubrimiento de la literatura actual, y autentica mina de oro donde se están formando cada vez más nuestros jóvenes y donde también descansan nuestros mayores. Efectivamente, es cada vez más frecuente las temáticas de tipo religioso que ocupan gran parte de la trama, cuando no son el tema detrás de la novela.
Así sucede, con el trabajo que ahora deseamos comentar brevemente, a continuación, pues desde el arranque del reciente ensayo filosófico, del profesor Miquel Seguró Medlewicz, investigador de la Universitat Ramon Llull de Barcelona y docente en la Universitat oberta de Catalunya, donde se plantea la utilidad de la filosofía y del quehacer filosófico en nuestra sociedad contemporánea, aparece la religión de modo natural y ocupando un buen espacio en la investigación que ha llevado a cabo.
Precisamente, comienza por recordarnos Aristóteles buscaba la felicidad del hombre y resaltaba la realidad divina como clave para la existencia del mundo y del fin. A la vez esa felicidad llevaba al propio hombre “a perfeccionarse a sí mismo, llevando al cabo y al máximo las posibilidades de su ethos” (140).
Enseguida, hará referencia a que la prudencia “no implica necesariamente ser conservador o timorato ante una determinada situación. Incluso puede ser todo lo contrario” (142). Y recuerda como Aristóteles añadía: “es propio del hombre prudente el ser capaz de deliberar sobre lo bueno para sí y lo que le conviene” (144).
Seguidamente repasa la obra de Dostoievski y su peculiar visión De Dios y del problema del mal, para concluir que “Dios, su existencia y su relación con el mundo forman parte de los grandes temas de la historia de las ideas” (153).
De acuerdo con el intelectual cristiano del siglo IV Lactancio nos recordará que Dios “para el cristianismo no solo es el principio que debe guiar la orientación vital, sino que además abarca todos sus aspectos: ontológicos, morales y finales “(155).
Finalmente, se detendrá nuestro autor a repasar las vías tomistas acerca de la existencia de Dios contenidas en la Suma Teológica, mostrando la belleza y armonía, el orden divino y la posibilidad de acceder a la trascendencia (160).
Asimismo, se detendrá a comentar las vías de Anselmo de Canterbury y de San Agustín. Pocas páginas después hablará de Víctor Frankl y la búsqueda del sentido de la vida, pues eso ayuda a vivir (166).
José Carlos Martín de la Hoz
Miguel Seguró Mendlewicz, La vida también se piensa, ed. Herder, Barcelona 2018, 221 pp.