Francisco y la paz

A lo largo de la historia los pontífices han atravesado situaciones de conflicto, desde persecuciones hasta guerras en cualquier lugar del mundo. En Vida. Mi historia a lo largo de la Historia, el papa Francisco nos habla de una Tercera Guerra Mundial por etapas, que estaría produciéndose a través de enfrentamientos armados en Ucrania, Gaza, Yemen, Myanmar, Sudán o Etiopía. "Pensemos -dice Francisco- en aquellos que han nacido en tiempos de guerra y que vivirán con ese trauma el resto de sus vidas" (pág.20).

El papa quiere profundizar en las causas de las guerras y en los posibles remedios: "La ambición, el ansia de poder y la codicia hacen estallar los conflictos" (pág.22); ¿qué podemos hacer? -se pregunta: "Nuestra contribución más importante puede ser la de extirpar el odio y el resentimiento de nuestros corazones. Para que cualquier guerra pueda terminar es necesario el perdón" (pág.51).

La experiencia dice que no es fácil perdonar cuando ya ha se ha producido el enfrentamiento armado, por eso los papas han hablado de una cultura de la paz que evite los chismorreos, la violencia psicológica con los más frágiles e indefensos y el abuso de poder, también en la Iglesia. "La misericordia, la benevolencia y el perdón -afirma el pontífice- son las mejores medicinas que podemos usar para construir una cultura de la paz" (pág.51).

Se oponen a la cultura de la paz los muros que dividen a los pueblos y rompen la amistad y la solidaridad: "¡Qué bonito  -exclama Francisco- sería un mundo con puentes en lugar de barreras! (...), amar al prójimo de una forma incondicional, sin fronteras, superando los muros del egoísmo y los intereses personales y nacionales. Traspasar la barrera de las ideologías que magnifican el odio y la intolerancia" (pág.139). Más claro no se puede decir ... y tampoco más utópico.

Francisco recuerda la caída del muro de Berlín y, probablemente, piensa ahora en la frontera que separa los Estados Unidos de América Latina, o en el Mediterráneo, que en ocasiones ha denominado Francisco como un cementerio para la inmigración. Parece como si en la actualidad no hubiera límites para las corrientes migratorias a lo largo del planeta; igual que las diferencias de temperatura provocan los vientos, las diferencias en las condiciones de vida provocan las migraciones.

También las diferencias culturales y religiosas pueden dar lugar a enfrentamientos. El papa afirma que "cristianos y musulmanes estamos llamados a caminar juntos, conscientes de las diferencias culturales y religiosas, evitando vernos como enemigos" (pág.180); e insiste en que "lo importante es la vida humana, ya sea de los cristianos, los musulmanes o los judíos" (pág.261). En este sentido, recuerda haber firmado en 2019 un "Documento sobre la fraternidad, la paz y la convivencia" con el Gran Iman de la universidad de Al-Azar, en El Cairo (pág.180).

Más allá de los enfrentamientos religiosos, Francisco señala la increencia como un riesgo para la vida, en determinadas situaciones. Recuerda el sufrimiento de su madre cuando llegaron a Argentina noticias sobre la crueldad de los nazis con los judíos: "Es evidente que (Hitler) se cree Dios -decía. No hay otra explicación" (pág.38). El papa hace suyas las palabras de su madre al afirmar que "una sociedad de la que Dios está ausente no encuentra el consenso sobre los valores morales y la fuerza para vivir según ellos" (pág.201).

El pontífice señala algunas consecuencias de vivir de espaldas a Dios: En primer lugar la economía liberal basada en el beneficio y no en las necesidades de los hombres y mujeres (pág.189); en segundo lugar está la cuestión medioambiental, que da a lugar a lo que Francisco llama los prófugos climáticos, que "huyen de sus tierras devastadas por la sequía, las inundaciones, tempestades y demás fenómenos meteorológicos (pág.225); por último, la hipocresía de los políticos que dicen estar preocupados por el hambre en el mundo, pero invierten en la venta de armas (pág.237).

"Tenemos que aprender a amar" -reclama el pontífice-, porque el amor siempre gana, (...) derriba las barreras, supera los conflictos, vence las diferencias y el odio". Y concluye: "¡Cuántas cosas habrían ido de otro modo si lo que moviera al hombre fueran el amor y la oración en lugar de la sed de poder!" (pág.265).

Juan Ignacio Encabo Balbín
Francisco, papa, Vida. Mi historia a través de la historia, Harper Collins, 2024.