Llama la atención el revivir constante del filósofo Ludwig Wittgenstein, en la cultura y en la filosofía de nuestro tiempo, un autor del que se reeditan constantemente sus obras, y sobre quien se escriben gruesos tratados.
Es también interesante el esfuerzo realizado por los filósofos actuales, muchas veces denodado, por apartar de la obra y del pensamiento de Ludwig Wittgenstein, toda referencia a la trascendencia e incluso al propio pensamiento filosófico. Así se puede leer en la introducción a este trabajo: “no hay un solo vocablo de la tradicional nebulosa filosófica -excepto Dios, quizá, pero el Dios de la fe que únicamente le interesa no es el filosófico- que se tome medio en serio siquiera. Lo que se puede decir se puede decir claramente, y lo demás no vale nada, o vale todo igual, que es lo mismo”.
Descendiendo ya a la lectura detenida de la interesante aproximación que ha realizado la profesora Carla Carmina, de la Universidad de Extremadura, acerca de la vida y la obra del filósofo austríaco-inglés Ludwig Wittgenstein, comienza con un aforismo capital: “Ludwig Wittgenstein revolucionó la historia del pensamiento en dos ocasiones. Por eso se distinguen claramente dos etapas en su filosofía: la correspondiente a la teoría figurativa del significado y la que gira en torno a la máxima «el significado de una palabra está en el uso»” (13).
Enseguida, la autora de este ensayo añade unas palabras a modo de resumen de los límites de la propia obra que va a redactar: “Wittgenstein no quiso decir nada, no pretendió construir otro metarrelato, otra teoría auto legitimadora. Ni siquiera su filosofía más joven que en el fondo, ya era terminal, en tanto que pensaba erradicar la propia necesidad de la filosofía” (16).
Así pues, con estas coordenadas, parece clave volver al subtítulo de la obra, sobre los límites, que la autora desarrolla al final de su prólogo para marcar los objetivos del libro: “¿por qué el concepto de límite? Porque planea sobre el conjunto de su filosofía a la manera de un ave rapaz que lo escudriñase todo. Wittgenstein no dejó de establecer límites, tanto en la filosofía como en su propia vida” (18).
Precisamente, los límites se los han marcado estos autores que firman este trabajo, pues si volvemos al comienzo de estas líneas sobre la actualidad de Ludwig Wittgenstein y su reflejo en la obra que ahora estamos presentando, cuando la profesora redacta al final del prólogo introductorio, mientras habla de los límites que Wittgenstein ya se había autolimitado: “intentando, por ejemplo, ser creyente, cosa que no consiguió, a pesar de sus serios esfuerzos por encontrar así sentido a su vida” (19).
Es decir, la autora como otros filósofos de nuestro tiempo, no terminan de aceptar que Ludwig Wittgenstein no quisiera tratarse del cáncer de próstata que le llevó a la muerte y que solicitara un funeral católico.
José Carlos Martín de la Hoz
Carla Carmona, Ludwig Wittgenstein. La consciencia del límite, ed. Shackleton books, Barcelona 2019, 172 pp.