La “búsqueda de la sabiduría”, es un tema tan antiguo en el mundo del pensamiento, como lo es el del amor a la sabiduría”, y, por tanto, algo que nos devuelve a la definición de la filosofía y al quehacer intelectual de los primeros pensadores griegos.
Esa afirmación se convierte en la exclamación de “una caza muy alegre y festiva” en palabras del filósofo, teólogo y diplomático cardenal Nicolás de Cusa (1401-1464), al inicio del cuarto campo de su obra sobre La caza de la sabiduría (97), es decir, del conocimiento y de la contemplación.
Este trabajo terminado en 1462, poco antes de su muerte, comienza por la lectura de Diógenes Laercio (27) sobre la vida de los primeros filósofos y expresa con gran vehemencia el ansia del Cusano por llegar al conocimiento y la contemplación de Dios, como fruto de su pensamiento intelectual y de su oración como cristiano. Por tanto en esta obra el cusano intentará conjugar admirablemente el ansia de Dios y la búsqueda del conocimiento de Dios.
En el razonamiento teológico, como el filosófico, el hombre debe arrancar de la admiración como hacían los antiguos, pues esa admiración nos sitúa en el plano de la indigencia y de la humildad, ante la grandeza de Dios y del mundo creado por él (12-13).
En la introducción, el Prof. Álvarez, muestra cómo el Cusano se detiene en determinados conceptos: “Son los laudabilia: las cosas dignas de alabanza, la bondad, la grandeza, la belleza, la verdad, la sabiduría, etc. Se trata de algo que vale en sí y por sí mismo, para cuya percepción hace falta dirigir la mirada a realidades que nos trascienden, que han subsistido desde siempre y que seguirán subsistiendo. Son valores, sin duda, cuyo reconocimiento y asimilación es también lo mejor y más conveniente para nuestra vida” (14).
Asimismo, destaca en este trabajo de Nicolás de Cusa el afán por armonizar fe y razón, en primer lugar, con las constantes referencias al libro de Laercius, Nicolás de Cusa está buscando el diálogo con la filosofía fruto de la convicción de que “no solo sintonizan entre sí, sino que originariamente, o sea, según su origen y según sus fundamentos, vienen a coincidir” (17). Además, al referirse una y otra vez al Dios omnipotente y creador, está entrando en diálogo con la teodicea o religión natural.
Finalmente, hemos de hacer referencia al apartado que dedica nuestro a autor al misterio de la Trinidad, mediante la vida real: “para la concepción de las cosas en su carácter individual y del mundo, representan los tres conceptos -unidad, igualdad y conexión- con los que desde san Agustín se intenta ver algo del significado del misterio. Cada cosa es una consigo misma, permanece como igual a sí misma, y la conexión de lo uno y de lo otro le da una especial fuerza y vigor” (18).
El profesor Mariano Álvarez ha realizado una magnífica edición crítica, texto latino-castellano, con notas y comentarios, que acercan al lector al pensamiento del cusano en una de sus obras más sobresalientes.
José Carlos Martín de la Hoz
Nicolás de Cusa, La caza de la sabiduría, edición bilingüe, notas y comentarios de Mariano Álvarez, ediciones Sígueme, Salamanca 2017, 287 pp.