Es el título de la novela escrita por Karina Sainz Borgo, periodista venezolana. Describe la situación de Venezuela de estos momentos trágicos. De la autora sabemos que es periodista, pero, por lo que ha escrito, es de suponer que vive en España. En su patria estaría en verdadero peligro de accidente misterioso, de prisión con torturas, o qué se yo. La verdad es que la distancia siempre nos deja con la duda de cómo son las cosas.
Si son como las pinta Karina en esta historia, son mucho peores que lo que uno puede imaginarse desde aquí. Pero siempre queda la duda. Al fin y al cabo, estamos ante una novela, donde, como se suele hacer con las novelas cuasi históricas, al final se advierte de que es una historia de ficción. Que algunos episodios y personajes de la novela están inspirados en hechos reales, pero no atienden a la exigencia del dato.
Esto lo podemos imaginar puesto que la autora pretende escribir ficción, y siempre cabe la tragedia y las circunstancias un tanto exageradas. Pero lo que ocurre es que según se va leyendo, el lector se da cuenta de que esas líneas tienen paralelismo con muchas noticias que nos llegan por diversas fuentes.
Hace unos días vi unos minutos de un reportaje en la televisión. Unos venezolanos eran entrevistados según llegaban a Barajas, huyendo del caos. Uno de ellos aseguraba haber pasado tiempo en una cárcel. Aseguraba que había torturas. Añadió “ahora mismo habrá torturas”. De esto hay mucho en este libro, por lo que uno puede hacerse cargo de que, al menos en algunas páginas, es duro y desagradable. Y llegas a la conclusión de que entre las noticias de los periódicos y la novela hay una diferencia importante: en la novela se desciende a detalles que no salen nunca en un artículo en la prensa o en un reportaje en la televisión.
El desorden, la violencia, los robos, la falta absoluta de libertad, no parece que estén exagerados, pero cuando lo unes a una historia personal -de un personaje de ficción, pero lo más cercano a un personaje real- entonces duele, entonces te metes más en la miseria y el destrozo que se ocasiona. Y entiendes a toda esa gente que huye a través del ya tristemente famoso puente internacional Simón Bolivar hacia Colombia.
La gente no se va de su pueblo y de su país por un capricho. Todas esas personas que vienen a España huyendo de sus países en África o algunos lugares de Asia, no vienen de turismo, y se dejan el alma en su pueblo. Sufren por la huida. Y, en la mayoría de los casos no saben qué les espera. En los que huyen de Venezuela hay distintas clases sociales. Los que se vienen en avión a Madrid, donde les espera ya alguien de la familia o amigos, o la mayoría que se van a Colombia, por el puente, sin nada más que lo puesto, porque no pueden vivir en Venezuela.
Las situaciones de abusos, de extorsiones, de personas afectas al régimen que se están aprovechando de estas situaciones para enriquecerse, se cuentan con bastante detalle en el libro de Karina Sainz, pero los resultados los vemos aquí, en España, donde están llegando personas injustamente enriquecidas, que salen de allí porque conocen perfectamente la precariedad del sistema.
Aquello se está hundiendo, no quedará nada en pie. Luego habrá que reconstruir con esfuerzo, pero mientras tanto la gente se muere de hambre y de violencia.
Ángel Cabrero Ugarte
Karina Sainz Borgo, La hija de la española, Lumen 2019