San Juan Pablo II, en el memorable encuentro de Asís de 1986, desarrolló verdaderamente una audaz iniciativa ecuménica que consistió, sucintamente, en reunir y poner a rezar juntos por la paz en el universo, a líderes religiosos venidos del mundo entero.
Evidentemente, en la perspectiva ecuménica, aquel Acto significó mucho, pues, aunque no parezca que se pueda ir más allá del mero gesto, su significación más profunda consistió en descubrir que rezando juntos, somos siempre mejores; pues Dios, a través de la oración, puede mover nuestros corazones y, sobre todo, que, al rezar al único y verdadero Dios, estamos mirando indudablemente, el mundo desde los ojos misericordiosos y confiados de Dios.
Precisamente, ediciones Sígueme de Salamanca, como se puede comprobar en la edición que estamos manejando, ha tomado esa idea ecuménica, y ha invitado al poeta, teólogo y escritor inglés Rowan Williams (1950), arzobispo emérito anglicano de Canterbury (2002-2012), a redactar en clave ecuménica, un sencillo ensayo pastoral y religioso, acerca de la cuestión crucial de nuestro tiempo que se resume en el título “ser cristiano”.
Así pues, deseamos ahora detenernos, aunque sea brevemente, en algunas interesantes referencias que hace el poeta inglés Rowan Williams, precisamente cuando trata en su libro sobre la oración del cristiano, lo que sucede en la cuarta y última parte de su pequeño ensayo.
En primer lugar, y a modo de introducción, planteará al lector un sorprendente cambio de perspectiva; pues comenzará por recordar el tradicional consejo evangélico que se suele dar en la catequesis cristiana: para hacer oración los cristianos corrientes, hemos de comenzar por aislarnos, por buscar un hueco en el horario, un momento libre y, sobre todo, lugar de paz, de serenidad, donde podamos aquietar las potencias y, de ese modo, finalmente, nuestro autor podrá proponernos algo tan sencillo como animarnos para empezar por dirigirnos a nuestro Dios y “ponernos en presencia de Dios” (96).
Efectivamente, el cambio que sugiere nuestro autor es el de arrancar del saberse mirado por Dios, a otro que sería el de ponerse desde dentro de Dios, de sus ojos misericordiosos, de “permitir que Jesús ore en ti” (97), para de este ángulo y modo nuevo contemplar nuestra vida.
Enseguida, señalará y se detendrá a releer textos bellísimos que ha tomado de tres autores de la patrística cristiana: Orígenes, San Gregorio de Nisa y Juan Casiano. De ese modo tan propio de la tradición, puede introducir al lector que desea “ser cristiano” y cristiano auténtico, por caminos de oración personal, de contemplación del bellísimo mundo creado por Dios. Enseguida, podremos exclamar los orantes prontamente con el salmista: “Oh Dios, date prisa en socorrerme” (122).
José Carlos Martín de la Hoz
Rowan Williams, Ser cristiano. Bautismo, biblia, eucaristía y oración, ediciones Sígueme, Salamanca 2018, 126 pp.