La penúltima bondad

 

El profesor de la Universidad de Barcelona, Josep Maria Esquirol ha compendiado en este trabajo una serie de artículos, notas y de ensayos dispersos, para publicarlos bajo el sugerente subtítulo de "ensayos sobre la vida humana".

En efecto, este conjunto de pensamientos tienen mucho que ver con la vida habitual, con la mirada al mundo, con captar reflejos de la verdad y de la belleza de la vida común, de la vida humana, sobre la que deberíamos reflexionar más a menudo.

Es interesante cómo dirigir la mirada hacia las afueras de la propia vida, de la ciudad, del campo, de la naturaleza y del más allá de lo recóndito o egocéntrico. No se trata de la mirada egoísta y obsesiva del adolescente, sino del que desea compartir y captar la belleza exterior (12).

El profesor Esquirol nos lleva, desordenadamente, a considerar que "acontecimiento" es desbordante significación (13), donde no todo son problemas, pues la vida es lo cruce de lo finito con lo infinito (15).

Precisamente, Pascal nos animaba a poner el corazón en las cosas y a reflexionar sobre nuestros amores, en esa dirección, el autor nos llevará a amar más  las personas que a sus cualidades (41) y a detenernos en la reflexión de los instantes, pues sólo el animal vive atrapado en su tarea (45).

Es preciso, nos insiste Esquirol, en volver a los domingos del no hacer nada más que pensar (se podría añadir rezar) y estar con los seres queridos, para reflexionar sobre lo visto y vivido, en un sencillo y tradicional domingo de la vida (75).

El trabajo es bastante desigual y en ocasiones reiterativo (130-148). Quizás el momento más intenso, se produce cuando aborda la cuestión de la felicidad. Para ello, comienza por apuntar al dicho clásico: "lo divino de la proximidad", para pasar inmediatamente al sentido más cristiano (aunque él no añade ese adjetivo) cuando señala seguidamente: "la proximidad de lo divino", pues efectivamente: "la felicidad es la íntima convicción de estar haciendo lo que Dios quiere. O como decimos en el padrenuestro: "hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo". Es interesante que el profesor Esquirol se detenga en comentar: "Es feliz quien camina junto a lo divino. ¿Mística inefable? En absoluto. Experiencia común. Si alguien preguntara: ¿qué vestigios tenemos en la vida cotidiana de la proximidad con lo divino?, o ¿cómo podemos saber si la acción está orientada hacia lo divino?, recurriríamos de nuevo a la sencillez del 'vas bien' que, cuando se recibe, uno suele guardar como delicada prenda" (94).

Terminemos con la sugerencia del autor cuando, después de referir un texto de Epicuro donde asegura que no tener hambre, ni sed, es empezar a ser feliz, añade: "todavía falta algo esencial que también forma parte de la proximidad: el gesto de amparo y de generosidad hacia los demás. Ahí está el camino orientado y vecino de lo divino y del cielo (95).

José Carlos Martín de la Hoz

Josep Maria Esquirol, La penúltima bondad. Ensayo sobre la vida humana, ed. Acantilado, Barcelona 2018, 184 pp.