En el interesante trabajo que ha publicado el escritor e historiador canadiense de la Universidad de Columbia, Timothy Brook, sobre la vida, el arte, la economía y la política de los países Bajos durante el siglo XVII, introduce una metodología novedosa e interesante.
En efecto, para nuestro autor, todo un enamorado del arte holanes del periodo, que podría concretarse en alta la valoración la categoría intelectual y visual de la pintura de Johannes Vermeer, la clave está en editar seis cuadros del famoso pintor y sobre el eje de esos seis cuadros, articulados como seis ventanas a la historia, puede redactar y desarrollar su libro.
El tema de fondo, por tanto, es conectar Holanda y, en concreto, el Puerto de Amberes con la China y en general el extremo oriente, algo que conoce muy bien el profesor Brook, y por tanto redescubrir el comercio entre ambas latitudes en el siglo XVII, en la primera globalización comercial de la historia con el extremo oriente y, por tanto, con las transformaciones que suceden a ambos lados.
Nos situamos en 1665 cuando Vermeer pinta su famosa vista sobre la ciudad de Delft y, a partir, de ese primer cuadro y de ese primer recorrido entramos en el mundo que dio vida al cuadro de “La joven de la perla” (Tracy Chevalier, ed. Tusquets, Barcelona 1995, 225 pp.), y, con él, de toda una etapa de la historia de arte y de la cultura, las obras sobre la pintura holandesa del período y, sobre todo, de la situación política, económica, religiosa y cultural de los Países Bajos no ha hecho sino aumentar.
En esta ocasión, tanto la portada del nuevo libro como los siguientes cuadros que va a comentar, se centrarán en el rico mundo que expresa la sonrisa de su mujer o el sombrero del propio pintor y con ellos otros temas que muestran los cuadros y los capítulos del libro: el tabaco, la porcelana china, las cartas de navegación, los barcos, los negros y las rutas comerciales.
Lo más interesante que aporta el autor en esta obra es acerca de la economía del periodo es la cuestión del cambio del mercado del oro por el mercado de la plata. La plata de Potosí controlada por España cubrió los gastos de su expansión por el mundo y consolidó el imperio: “La plasta fue cobrando vida propia como mercancía global a medida que los individuos improvisaban ante las oportunidades y las ansias de mantener el flujo de lingotes” (206).
Enseguida nos señala la ruta oficial de la plata, que termina por llegar al puerto de Cádiz. Asimismo, la ruta secreta que terminaba por llegar a Lisboa desde Buenos Aires y que llegó a desviar un tercio de la producción. Finalmente, nos recuerdo el autor: “China era el principal destino mundial de la plata europea por dos motivos. En primer lugar, el valor de la plata para comprar oro en las economías asiáticas era más elevado que en Europa (…). La plata procedente de Europa valía el doble en China” (207).
José Carlos Martín de la Hoz
Timothy Brook, El sombrero de Vermeer. Los albores del mundo globalizado en el siglo XVII, ed. Tusquets, Barcelona 2019, 326 pp.