La sociedad de los afectos

 

Resulta verdaderamente interesante, por lo novedoso e ingenioso, a la par que extremadamente difícil, que un gran autor economista y sociólogo francés de marcada tendencia espinociana, afronte una cuestión como los afectos y la afectividad, es decir hablar de una realidad antropológica tan básica y habitual en la filosofía y tan extraña a la sociología. Así siguiendo a Spinoiza afirma: “un afecto no puede ni reprimirse ni quitarse sino por un afecto contrario y más fuerte que el afecto a reprimir” (118, 139).

De hecho, en la obra que deseamos comentar seguidamente, el profesor Fréderic Lordon (1962), economista y filósofo francés, director de investigación del CNRS en el Centre Eurepéen de Sociologie et de Science Politique en Paris, haciendo gala de una exquisita coherencia intelectual, intentará empalmar diversos artículos y conferencias pronunciadas en ámbitos muy dispares, pero que unirá con ese título psicológico de los afectos: “tanto la filosofía como la ciencia social decidieron devenir ostensiblemente extrañas la una y la otra” (28) .

La obra tiene como subtitulo: “por un estructuralismo de las pasiones”, pues realmente los afectos no son un dato sin más y, además, las pasiones y los afectos que aparecen en los individuos de cualquier clase y condición y de cualquier cultura tienen su origen y su recorrido, de ahí que el sociólogo no puede negar su existencia y su incidencia en los comportamientos sociales del hombre, pero se ve en muchos apuros para estudiarlos sin contar con los filósofos.

Así pues, el trabajo que ahora presentamos, resulta en conjunto resulta repetitivo, pues en muchos capítulos al autor termina por hablar de lo mismo, casi con las mismas palabras, pero con ángulos de visión muy distintos, lo que indudablemente termina por cansar un poco al lector, pues tampoco aportan más que perspectivas sociológicas y económicas de poco interés.

Por otra parte, las constantes referencias al filósofo holandés y al Tractatus Politicus de  Baruc Spinoza (1632-1677), a quien por cierto, el autor da por conocido, y al intento de meterse en la mente y en el corazón de un autor del siglo XVII para aplicarlo a la ética y a la economía del siglo XXI, resulta realmente anacrónico y producto de una interpretación segada descaradamente de un autor y de unas obras, que sólo podrían afirmar en estos campos un buen deseo de obrar divinamente bien y aguantar con paciencia, como buen panteísta que era,

De hecho, nuestro autor, al intentar fundamentar la base filosófica espinociana de su obra no termina de lograrlo: “Podrá parecer extraño que se evoque a una filosofía clásica en apoyo de un proyecto de ciencia social contemporánea. Pero esta obra es de una época donde la filosofía no había sido aún cazada por el dominio de las positividades de la ciencia” (155). De hecho, añadirá: “Llamamos bueno o malo a lo que es útil o perjudicial para la conservación de nuestro ser” (162).

José Carlos Martín de la Hoz

Fréderic Lordon, La sociedad de los afectos. Por un estructuralismo de las pasiones, Adriana Hidalgo editores, Buenos Aires, 358 pp.