El cardenal, profesor Avery Dulles (1918-2008), profesor, teólogo y controversista, reúne en este trabajo compilatorio que ahora comentamos, los grandes autores e hitos de una larga historia, la de la apologética cristiana.
Desde el comienzo de la Iglesia, los cristianos tuvieron que dar razón de su esperanza a sus conciudadanos, parientes, amigos y familiares. Además, pronto, tuvieron que afrontar las calumnias que se levantaban contra ellos; es el nacimiento del género apologista, pero también la ocasión de mostrar que es razonable la fe.
De este modo, con un lenguaje sencillo, cercano, lleno de anécdotas y eventos históricos, debidamente ambientados, llegamos a la construcción de una verdadera historia de la teología fundamental. Eso sí, nos situamos bajo el prisma de las relaciones entre la fe y la razón, pues la apologética cristiana, nos es una mera argumentación sofista, ni tampoco fuegos de artificio, ni maneras ingeniosas de presentar la fe, sino la expresión cabal de la coherencia, belleza y grandeza metafísica de la Revelación cristiana.
Nuestro autor se detiene en explicar cómo las relaciones fe y razón se recuperaron después de la caída del Imperio romano y se hicieron de nuevo muy intensas en el medievo. Es el momento del nacimiento de la teología escolástica, de las universidades y, por tanto, de una relación armoniosa entre fe y razón que propicia la apologética cristiana. En primer lugar hay que recordar la figura de san Anselmo y su famoso "fides quaerens intellectum" (115-116). Pero ¿también del tratado Cur Deus homo? Allí san Anselmo afirmará que: “Dios se hizo hombre por necesidad” (2.22), lo que tendrá muchas implicaciones para la soteriología cristiana (120). Asimismo hay que referir los textos de Pedro Abelardo y su famoso diálogo entre un filósofo, un cristiano y un judío acerca del cielo y la felicidad, donde se afirma respecto del cielo cristiano que es lo máximo a lo que se puede aspirar: la contemplación de Dios (127).
Después de la crisis de la modernidad, llegamos a la teología católica del siglo XIX que, frente a la crítica kantiana, continuó recordando la demostración racional de la existencia de Dios y la credibilidad de la revelación (Balmes, Perrone). Con el Concilio Vaticano I, se reconoce que la fe es un don de Dios pero, también, que el hombre puede llegar a conocer la existencia de Dios a través de la razón, lo cual para el modernismo y sus sistemas filosóficos cerrados a la trascendencia era muy importante y su llamada a usar la razón fue capital (294).
Así seguirá hasta llegar a nuestros días y a esta clara y concreta conclusión: “Un buen número de católicos contemporáneos eleva la radiante belleza de Jesucristo como el fundamento para sumarse a Él en una propuesta de fe en el amor. Para ellos, la figura de Cristo que se da en las Escrituras y en la liturgia es su prueba evidente. En su opinión, no hacen falta argumentos complicados basados en la historia o en la crítica de las fuentes” (420).
José Carlos Martín de la Hoz
Avery Dulles, La historia de la apologética. Encuentros y desencuentros entre la razón y la fe, ed. BAC, Madrid 2016, 433 pp.