Literatura periférica del siglo XX

 

El reciente trabajo del profesor de Literatura Contemporánea e historiador de la cultura actual de la Universidad de Zaragoza, José Carlos Mainer (1945), acerca de la literatura española del siglo XX, arroja algunas luces interesantes, tanto por los autores escogidos, como por la interesante temática que nos ofrece.

En ese sentido, vale la pena detenerse con buen humor, por ejemplo, en la acelerada operación de rescate de la memoria colectiva realizada por los próceres aragoneses de la época, para homenajear adecuadamente a Joaquín Costa tras su muerte. De hecho, como describe magistralmente Mainer, en unas pocas semanas, se llevó a cabo una movilización de toda la sociedad aragonesa para la financiación, concurso, construcción y elevación en el cementerio de Zaragoza de un digno mausoleo en 1911 para alguien al que, hasta entonces, nadie había encumbrado anteriormente con esa claridad y contundencia, a pesar de ser, según nos comunica el autor de la Institución y “de la cáscara amarga” (89).

En esa dirección, de miradas nuevas y de personajes sorprendentes, podemos seguidamente, fijarnos en un autor que está ubicado en el libro para ser ejemplo preciso del título seleccionado por el autor a este grupo de trabajos: “periferias de la literatura”. Una manera ingeniosa de abordar este trabajo bajo una perspectiva inédito. Desde luego es inédito el tratamiento de Max Aub, pues ni en el momento de su muerte en el final del franquismo, en 1972, recibió un adecuado tratamiento ni homenaje ni en España donde su trabajo y su figura, era poco conocida, para muchos era de Viena, ni en el propio exilio, donde escribía y recibía sinceros homenajes. Tampoco lo en la actualidad, donde su obra, como la de tantos autores republicanos del exilio permanece en casi en el olvido.

Efectivamente, nos narra Mainer cómo el propio Max Aub estaba desconcertado en su viaje a España pocos años antes, al comprobar que los jóvenes y menos jóvenes intelectuales de la época, estaban muy poco interesados por el exilio o la historia reciente de España: no les perdonó que no parecieran interesarse por “algo de cómo fue aquello” (235).

En cualquier caso, para hacer honor al término “periferia”, el autor se detendrá largamente a analizar la figura de un ilustre aragonés, ya conocido durante el franquismo, pero cuya fama trascendió mucho más desde 1975 hasta nuestros días. Pues hay que afirmar de Luis Buñuel, con el que termina el Profesor Mainer, es realmente Periférico. Se detiene a hablar del agnosticismo de Buñuel, de su anticlericalismo y de su casi obsesivo tratamiento de la religión en sus argumentos, guiones y diálogos de sus obras. Parece como obsesionado en mostrar un catolicismo inexistente ni siquiera en la España rural del franquismo (253).

 José Carlos Martín de la Hoz

José Carlos Mainer, Periferias de la literatura. De Julio Verne a Luis Buñuel, ed. Fórcola, Madrid 2018, 305 pp.