Pedro Castelao es un filósofo y teólogo profundamente gallego que es profesor de antropología en la Universidad Pontificia de Comillas. Con gracia y actualidad escribe a sus hijos pequeños pensando en que lean su larga carta dentro de veinte años cuando estén en el momento clave de la existencia: la elección de vida y el asentamiento profesional. La cuestión clave que les recomienda es la apertura a la trascendencia: "todos buscamos al Absoluto. La razón religiosa y el trasfondo de lo finito". Habla el corazón del padre por la boca del teólogo.
La preocupación no es banal y menos para un hombre de fe que ve como se extiende la superficialidad y la banalidad: "la concreción intrascendente de la vida se ha hecho masiva como la globalización" (28).
Lo que está en juego en la salvación y también la propia felicidad profunda del hombre creado por Dios y destinado a la felicidad en el cumplimiento de la voluntad divina".
El libro comienza con el argumento ontológico de San Anselmo, "buscando una intelección de aquello que cree -fides quaerens intellectum-, procede mediante una reflexión orante, buscando en diálogo con Dios la razón intima, la lógica interna - rationes necessariae- de las verdades de la fe. En ese contexto cálido, de búsqueda en tensión íntima y confiada, formula su prueba" (17).
Seguidamente abordará el problema de la crítica kantiana donde mostrara como Kant no ha entendido a Anselmo sino que lo ha manipulado e introducido en su férreo y frío esquema racional. Por eso Castelao invitara a sus hijos y a sus lectores, a "entrar en la lógica del verdadero infinito que es la lógica de la creación (creación continua y creación desde el amor), que es también la lógica de la perspectiva mística, esa que enseña a descubrir en lo que se ve la presencia de lo que no se ve: en la inmanencia, la luz fundente de la trascendencia" (21).
La tercera gran aportación del trabajo es llevar a sus hijos y al lector a preguntarse por el arte, la creación artística, la corriente de sensibilidad que transmite una creación artística y que permite descubrir in belleza y, por tanto, a Dios. El ejemplo es Tàpies del que afirma el autor después de si visita a Israel gran expedición en el Guggenheim de Bilbao de 2013: "en todas las obras de Tàpies está presente la tau franciscana y la cruz. No me interesa ahora la intención exacta del autor, por más explícita que me parezca. Es evidente: está hablando del cristianismo y del misterio de Dios. Lo decisivo es la capacidad evocativa de su obra: la recreación por medio del contraste de la dinámica de la vida. Y no hay vida que no incluya dolor, sufrimiento y muerte. Tengo para mí que Tàpies ha condensado en materia fragmentos de existencia vital" (169)
José Carlos Martín de la Hoz
Pedro Castelao. La visión de lo invisible. Edit. Sal Terrae. 2015.