Los jesuitas en la España del siglo XVI

 

Marcel Bataillon célebre hispanista e investigador francés, miembro de la prestigiosa Casa de Velázquez de Madrid, autor del conocido trabajo Erasmo y España y otras obras sobre la influencia de Erasmo.

Bataillon dictó en los años cuarenta del siglo pasado un ciclo de conferencias sobre los orígenes de los jesuitas y el desarrollo de la Compañía de Jesús en España que fue publicada y repetidamente reeditada en Francia, pero nunca en España.

La ocasión del centenario del Padre Suarez parece adecuada para realizar, aunque sea una breve reseña, de tan importante trabajo, que ha pasado desapercibido para la historiografía en lengua castellana acerca de la compañía de Jesús.

Llama la atención Bataillon,  en primer lugar  de la tendencia a lo exotérico del Padre Ignacio de Loyola y sus discípulos, pues en su búsqueda de Dios a veces se dejaban engañar por las apariencias y, al estar en primera fila, escuchando alguna de esas mujeres u hombres tocados de la gracia de Dios en Pastrana o en Manresa, con verdaderos o falsos videntes, explica por qué tuvieron que vérselas con la Inquisición muchas veces a lo largo de su vida (75-76).

No hay duda de que salieron indemnes de dichos procesos, pero se pidió a los iñigos que no vistieran de clérigos, porque no lo eran (79) y que fueran prudentes a la hora de escuchar a videntes o nuevos profetas (68-69), para no apaciguar sus ansias divinas en falsos manantiales de la gracia que no calmarían la sed, pero Bataillon, no dejo de recordar a la historia de la prudencia en estos temas para apaciguar las ansias divinas de tan ardorosos pechos. Buscar el verdadero despertar religioso (p.27).

Cuando san Juan de Ávila escribe a Laínez para felicitarle por su nombramiento de sucesos de Ignacio en marzo de 1559, y le decía: “deseo que la gente de esta santa Congregación no fuese mucha, no porque esté el bien en ser pocos, sino porque está en ser buenos y de lo bueno suele haber poco" (65). Estaba recomendando la santidad, más que la cantidad.

De hecho el talante que se requiere para la compañía es de buena posición social, no serr cristiano nuevo, ni tener manchas de procesos inquisitoriales, santidad de vida y una disponibilidad total.

Bataillon narra los primeros pasos de la  compañía, las primeros Constituciones y nombres de los primeros seguidores de San Ignacio (133-145), así como el origen del particular voto de obediencia al Papa (129).

Es interesante resaltar la velocidad de las nuevas vocaciones, sobre todo en España, por conversiones súbitas, con verdaderas y auténticas señales de la sobrenaturalidad de la compañía (148). A la vez cómo se impulsaba la oración a Dios. Como decía los hechos de Tomas: Señor aquí estoy, qué quieres que yo haga? Envíame donde quieras, y si conviene aún a los indios" (154).

 

José Carlos Martin de la Hoz

Marcel Bataillon, Los jesuitas en la España del siglo XVI, ed. Junta de Castilla y León, Valladolid 2010, 254 pp.