Al abordar el ensayo de la novelista Edith Warton sobre "Cómo contar un relato", comenzaré por decir que no me convence el título. En lengua castellana y desde el punto de vista del escritor un relato se puede escribir, construir, abordar o armar. Contar parece que va más unido al cuento ("contar un cuento"), a la historia ("contar una historia"), y, en todo caso, a algo breve y de transmisión oral ("contar un chiste o una anécdota"). Utilizar como sinónimos, como hará Wharton, relato y cuento, o como se ha hecho muchas veces, novela corta y cuento, me parece algo forzado. No obstante, los términos y conceptos literarios están sujetos a las modas y evolucionan con ellas; por eso puede ser que, en su día y en lengua inglesa, estuvieran correctamente unidos el verbo "contar" y el predicado "un relato".
Tanto la novela, como el relato o el cuento pertenecen al genero narrativo; es decir cuentan una historia. He aquí otros dos términos -narración e historia- para designar una misma realidad. Unos terminos son de uso literario y otros de uso corriente. La pregunta es ¿significan lo mismo o corresponden a fenómenos distintos? Wharton reconoce la dificultad, pero aun así trata de diferenciar entre novela y relato o cuento. Hay dos criterios primarios como son la extensión y la participación de la imaginación del autor. Una novela y un cuento son fundamentalmente imaginación, la primera más larga y el segundo más breve. Un relato, una historia o una narración son de extensión variable y tienen una cierta pretensión de realidad. Aun así Wharton y otros estudiosos advierten que toda regla tiene su excepción, y así tenemos novelas cortas, novelas históricas, leyendas o cuentos con apariencia de realidad, e historias fantásticas.
Para Wharton la diferencia fundamental entre la novela y el relato reside en que el objeto del segundo es una situación, en tanto que para la novela lo es un personaje o personajes (pág.66). En un relato los personajes pueden estar esquematizados, ya que lo importante es la circunstancia en la que se mueven (la "anécdota" dirá la autora en determinado momento). En la novela -continúa- lo más importante es el final, mientras que en el cuento "lo primero que debía preocupar al escritor es cómo hacer un principio", ya que "si su primera pincelada es viva y expresiva se habrá ganado instantáneamente la atención del lector" (págs.69 y 71). Para la autora hay argumentos -ella los denomina temas- aptos para una novela y otros adecuados para un relato (pág.58): "Los elementos del tema que requieren un desarrollo más largo son el despliegue gradual de la vida interior de sus personajes y la necesidad de producir en el lector el sentido del paso del tiempo" (pág.59). Ambos factores darán lugar a un argumento susceptible de ser desarrollado como novela. Por el contrario el cuento es, por decir así, "instantáneo"; resulta indiferente el tiempo transcurrido entre la apertura y el final.
Wharton añade un elemento sugerente que es el sentido moral de la novela (pág.43). En un momento lo calificará como "moraleja"; aun cuando lo entrecomilla, posiblemente por parecerle un término vulgar, no técnico. No cabe la menor duda de que algún tipo de conclusión o enseñanza enriquece una novela. Ello nos lleva a preguntarnos si cabe una novela sin argumento. Otra cuestión íntimamente conectada es la capacidad del autor para captar la curiosidad del lector. Indispensable, creo yo. Aquí quisiera enlazar con el problema de la extensión de la novela. Para algunos autores literatura son fundamentalmente palabras y estilo, y por ello cuanto más escriben mejor. Se publican así obras monstruosas, verdaderos tratados inaccesibles para el lector. Wharton advierte: "Hay escritores que son indiferentes al éxito popular e incluso lo desprecian; creen sinceramente que esta línea marca el camino de la verdadera vocación" (pág.32); pero la realidad es que la literatura es un arte y, como tal, sometido al juicio del espectador.
El texto del ensayo resulta algo barroco; requiere varias lecturas y aún así queda la duda sobre si lo que se ha entendido es lo que quiso expresar la autora. Para estudiantes de literatura.
Juan Ignacio Encabo Balbín
Edith Wharton. Cómo contar un relato, Olañeta Editor, 2011