Es interesante la lectura de este segundo libro del filósofo y pensador checo Thomas Halík, ordenado sacerdote en Praga clandestinamente en 1978, a la vez que san Juan Pablo II tomaba posesión de la cátedra de Roma, como nuevo pontífice.
La primera parte de la actividad pastoral de Halík trascurrió en la oscuridad, en la ilegalidad y en la persecución, a la vez que seguía con atención cómo san Juan Pablo II devolvía la esperanza al pueblo cristiano e indirectamente revolucionaba los derechos humanos en los países comunistas.
Finalmente vino la caída del muro y una etapa apasionante de la cultura del occidente europeo que ha sido asimilar a los países más allá del muro. Tanto desde el punto de vista de la economía como del despertar cultural a la libertad.
La crisis económica de 2011, de la que estamos empezando a salir, ha oscurecido la nueva primavera de la Iglesia en Europa que esperaba Juan Pablo II. Tampoco la lucha contra el fundamentalismo islámico ha ido a mejor, pues tanto el terrorismo ha golpeado el corazón de Europa en Francia, Bélgica, Alemania, España, Inglaterra y Turquía.
Asimismo el impulso del Estado Islámico ha generado una catástrofe de dimensiones incalculables en Siria y ha puesto al descubierto el egoísmo en occidente, por las cuotas de recepción de inmigrantes.
Tanto Halík como otros grandes pensadores actuales están asombrados ante los derroteros por los que discurren la cultura europea y cristiana. Por eso nuestro autor utiliza el término posoptimista, pues parecía próxima una primavera en Europa y lo que ha sobrevivido es el dolor y la pobreza de inmigrantes y de las clases medias. Aunque se muestra como quien aprovecha las dificultades como oportunidades (136)
Es interesante las apreciaciones sobre la violencia y el dolor: "la fe cristiana dice que la violencia, después de que Cristo la cargase sobre sí, no se alza ya como un absurdo desgarrador, sino que fue trasformada interiormente por el sentido que Él le dio a su pasión y muerte. La cruz no es a la postre una manifestación de violencia, sufrimiento y muerte, sino, por el contrario, un anuncio del amor que es más fuerte que la muerte, es un sermón sobre la fuerza de la esperanza que relativiza e ironiza a la misma muerte: ¿Dónde está muerte tu aguijón, donde está tu victoria?" (183).
La paz y la verdad siguen siendo posibles, porque nada es imposible para Dios: "¿por qué se reía Sara?¿No sabe que para Dios nada hay imposible? Y Sara lo niega, porque tiene miedo (cfr. Gen 18, 13-15). Hasta su risa es una declaración de su miedo a confiar. Sí que te has reído, insiste Dios. Os habéis reído, nos dice Dios. Quizá nos trate como a nuestra madre Sara. Quizá también trasforme nuestra risa nerviosa de escepticismo y desconfianza en la alegre risa de aquel que ve cumplidas sus promesas" (219).
José Carlos Martín de la Hoz
Tomás Halík, Paradojas de la fe en tiempos posoptimistas, ed. Herder, Barcelona 2016, 241 pp.