"¿Te atreverías a ir a Chile?". Con este sugerente título el escritor chileno Cristian Sahli, da comienzo la semblanza acerca de la vida, virtudes y fama de santidad del obispo católico Mons. Adolfo Rodríguez Vidal (1920-2003), quien comenzó el trabajo apostólico del Opus Dei en Chile en 1950 y quien fue llamado por san Juan Pablo II para ser el obispo de la diócesis de los Ángeles en Chile desde 1988 a 1993 y que, finalmente, falleció con una demencia senil en el 2003.
El libro aporta muchos datos del carácter, raíces familiares, juventud y primeros estudios de Mons. Rodríguez Vidal en su ciudad natal de Tarragona y en Barcelona, así como de y los estudios de Ingeniería Naval y de Ciencias Físicas en la Universidad Central de Madrid y en la de Barcelona.
Especialmente, la biografía se detendrá en los datos del descubrimiento de la vocación de Mons. Rodríguez al Opus Dei en Madrid: "el joven supo advertir que todas las circunstancias que había vivido desde su llegada a Madrid no eran meras casualidades: Dios estaba detrás" (27). Efectivamente, el 20 de julio de 1940 con 20 año de edad pidió la admisión en la Obra: "Desde ese momento su vida tenía ya una clara y decidida orientación: buscar la santidad personal y llevar a las almas la consoladora verdad de que todos pueden y deben ser santos, a través de su trabajo y en la vida corriente" (27).
Pocos años después, habiendo recibido la ordenación sacerdotal y después de haber desarrollado unos años de actividad pastoral en Barcelona, el Roma 18 de enero de 1950, san Josemaría le escribiría una carta en la que le invitaba a comenzar el Opus Dei en Chile (59-60). El 5 de marzo Mons. Rodríguez Vidal aterrizó en Santiago de Chile (68) y comenzó así una gran aventura sobrenatural y humana.
Es interesante el comentario de una de los primeras personas que asistió a una reunión explicativa sobre el Opus Dei en 1950: "La impresión mía y la de los demás comensales fue la misma: un sacerdote muy correcto, muy tímido y, por tanto, sin ninguna posibilidad de fundar nada en Chile" (78). Ese comentario fue una equivocación, pues una vez más se demostró que es Dios quien desarrolla la tarea de la Iglesia. En efecto, cuando quince meses después llegara Francisco Santamaría, los problemas estaban encauzados (109), y comenzaría a llegar vocaciones del país (141-147), así como empezarían a crearse iniciativas educativas como Tabancura (208) y sociales como la escuela agraria Las Garzas (213).
Todo ese trabajo cobró un definitivo impulso tras la visita de san Josemaría al país en 1974, que constituyó un auténtico terremoto: "Él nos dio el verdadero impulso" (235) y todo se multiplicó. En 1988 fue nombrado por san Juan Pablo II obispo de los ángeles con casi setenta años (275), y ejerció su trabajo pastoral hasta 1993 que dimitió por motivos de salud. Enseguida comenzó la demencia senil (305), finalmente falleció en 2003 con fama de santidad. (310).
José Carlos Martín de la Hoz
Cristian Sahli, ¿Te atreverías a ir a Chile? Una semblanza de Adolfo Rodriguez Vidal, ed. Rialp, Madrid 2017, 352 pp.