Indudablemente, la obra más característica del pensamiento del ensayista y escritor danés, Soren Kierkegaard (Copenhague, 1813-1855), podría decirse que es la que lleva por título “Temor y temblor” (304). En ella se abordan las cuestiones que más inquietaban a los pensadores de su tiempo: el problema del mal en el mundo y, sobre todo, la autenticidad y el realismo del sentido religioso de la existencia humana en su tiempo.

Es algo bien conocido que el pensador danés fue siempre muy crítico con el modo de predicar y de practicar la fe en Dinamarca y en toda la Europa católica y protestante de su tiempo. Tanto por escrito como de palabra fustigaba con dureza la falta de rigor en la predicación y, sobre todo, el bajo nivel de exigencia personal y, finalmente, reclamaba de sus conciudadanos coherencia de fe y vida, es decir se quejaba del nuevo fariseísmo y de la religión externa.

Precisamente, la quiebra en el pensamiento religioso desde la entrada del racionalismo en el pensamiento religioso habría producido más que nunca en la historia un credo sin creatividad teológica y mística y sin realismo en la piedad.

La extensa biografía redactada por Joakim Garff (1960), doctor en filosofía y miembro del Centro de Investigación Soren Kierkegaard de Copenhague, es la más importante y extensa que se ha publicado hasta el momento. Al repasar todas y cada una de las obras del maestro danés, Garff se ha convertido en el mejor interprete del pensamiento de Kierkegaard.

Indudablemente, este profundo y detenido análisis que ahora presentamos obligará a todos los especialistas a repensar sus trabajos y a preparar nuevas investigaciones para reflejar mejor y con mayor criterio el verdadero pensamiento y la crisis interior de Kierkegaard.

Al leer despacio este prolijo trabajo, se deshace de inmediato el “aparente” misterio del fallido “enlace matrimonial” de Kierkegaard con su prometida Regine Schlegel (217). Verdaderamente, estamos ante una de esas fragantes mentiras de la historia o de un aparente misterio que ha llevado a las mayores y más fantasiosas elucubraciones a lo largo del tiempo. Precisamente, la radicalidad con la que Kierkegaard exigía en las homilías que pronunció como pastor protestante y en los escritos y diatribas que publicaría como ensayista y filósofo a sus contemporáneos, le llevó a abandonar ese amor pues lo consideró como una falta de coherencia y radicalidad personal entregarse al amor de una mujer en vez de dedicarse cuerpo y alma a la misión a la que creía estar llamado. Lo más triste de esta historia es que, por lo que narra este biógrafo, no parece haber gozado de los consuelos de Dios, seguramente por no haberse entregado a la vida de oración personal y por faltarle los sacramentos de la Iglesia católica.

José Carlos Martín de la Hoz

Joakim Garff, Kierkegaard. El filósofo de la angustia y de la seducción, ediciones Tusquets, Barcelona 2024, 957 pp.