La pensadora y escritora española de origen belga profesora Chantal Maillard (1951), doctora en Filosofía y Letras es una de los principales ensayistas de nuestro tiempo y prueba de ello es este libro que acaba de publicar, el segundo en muy poco tiempo, en las cuidadas y selectas ediciones de Galaxia Gutenberg, dedicado de nuevo al pensamiento filosófico y, en concreto, en esta ocasión, acerca del inveterado problema de la compasión fuera del campo católico.
Organizado en breves capítulos la autora introduce multitud de pensamientos ordenados más o menos por materias, donde Maillard nos va llevando a la expresión de su rica interioridad y al reflejo de pensamientos muy profundos, como jalones del alma. En efecto, la autora tiene y manifiesta verdadera hambre de horizontes cada vez más amplios, de eternidades, de sensibilidad (33).
En un primer momento, sorprende que la autora dedique tanto espacio al problema de la fe y de la religión, sobre todo con el enfoque tan radical con el que lo hace, pues son varios los capítulos y constantes los ejemplos. Parece como si el ejemplo de la religiosa que abandona el claustro se le hubiera quedado fijado en cuanto paradigma de una visión radicalizada del estado religioso (87).
En cualquier caso, afirmar que “creer no es respetable” (88) parece tan desacertado como afirmar que “creer es la fuerza del débil”, puesto que quien tiene la dicha de tener fe experimenta la amplitud de los horizontes y encuentra el sentido de la vida y de la felicidad en comunidad de vida y amor con el creador.
Son muchos los siglos de fe y de fidelidad de millones de cristianos que, precisamente, han encontrado en la relación personal con Dios la felicidad y el sentido de la propia existencia. Así pues, son más los ejemplos positivos que algunos casos en los que la oscuridad o la crisis de fe les haya podido llevar desgraciadamente a abandonar el camino que un día sin duda habrían comenzado con tanta ilusión.
Decir que en el Sacrificio de la Nueva Ley que ha instaurado Jesucristo entre los cristianos, prenda de la gloria futura, “los asistentes comulgaban sin hambre” (133) resulta un juicio tan universal como exagerado.
Volviendo sus hijos sobre la literatura clásica intenta encontrar la misericordia y la compasión hacia el depredador como indica la naturaleza salvaje de los animales, pues fácil es compadecerse del débil y depredado (140-141). Así intentará de modo casi imposible restablecer el orden y perdonar a la humanidad entera (145).
En cualquier caso, la tragedia de Medea que refleja en las páginas finales es dura, triste, pues son expresión de la desesperanza más brutal la del que anuncia que no se debe esperar nada después de la muerte, luego no se puede espera compasión en esta vida ni para el inocente ni para el culpable (203).
José Carlos Martín de la Hoz
Chantal Maillard, La compasión difícil, ediciones Galaxia Gutenberg, Barcelona 2019, 218 pp.