Verdad e interpretación

 

Todavía permanece en el recuerdo el discurso que pronunció Benedicto XVI en la inolvidable Jornada mundial de la juventud en Madrid en agosto de 2011, ante un numeroso grupo de profesores universitario e intelectuales españoles en el Monasterio de el Escorial. En aquella ocasión el Santo Padre animaba a todos a poner en las almas de sus alumnos un apasionado amor a la verdad.

Pareyson es uno de los grandes filósofos italianos del siglo XX (1918-1991). Autor prolífico y, sobre todo, maestro de una de las mejores generaciones de pensadores recientes. Pero, sobre todo un hombre apasionado por la verdad y su conocimiento. En esta obra compilatoria de diversos trabajos, encontrará el lector una autentica apología de la verdad.

Vale la pena comenzar el libro con la lectura de la tercera sección, donde el autor reivindica el papel de la filosofía en la actualidad. Tanto para que la teología tenga la consistencia necesaria y adquiera el equilibrio entre fe y razón, como con respecto a la ciencia, que puede perder gran parte de su sentido si no se aviene al dialogo fructuoso con la razón filosófica.

Asimismo, insiste Pareyson en el amor a la verdad, y es donde realiza una gran aportación al pensamiento actual. La temática es de un gran interés, pues si se pierde el amor a la verdad y a la sabiduría se rompería el motor del pensamiento filosófico.

En las páginas en las que afronta del desarrollo de la filosofía desde Descartes hasta nuestros días (240-252), Pareyson subraya que el ejercicio de la filosofía de tanto criticar y ser crítica consigo misma, casi  produce la desaparición del pensamiento filosófico. De ahí la importancia de retomar un sano ejercicio de búsqueda de la verdad.

En la primera parte Pareyson da las claves del problema al tratar la relación entre verdad e interpretación. Es de tal intensidad y riqueza la verdad que la interpretación no lleva al relativismo, sino a la búsqueda incesante de la propia verdad.

En efecto, podría parecer que  cuando se interpreta se estaría realizando un ejercicio de relativismo, pero no es cierto, pues la multiplicidad lo que indica es riqueza y deseo de mayor profundidad hasta la aprehensión.

Así pues los ángulos de visión no deforman el objeto, como si al intentar medir y situar un electrón se le alterara y se transformara en otra cosa. La solución es descubrir, como hace Pareyson, en la profundidad de la verdad su realidad ontológica: "La verdad se confía a la palabra que la revela sólo en cuanto que es y se la reconoce como inagotable, confiriéndole a la palabra una profundidad que jamás se dejará explicitar totalmente ni clarificar por completo" (36). . De hecho la versad no se esconde, es siempre inacabable: "la apertura libre hacia la trascendencia se erige como fundamento de la definición de la persona y su relación con una verdad que Pareyson define como inagotable –y no inefable- en virtud de su convertibilidad con el ser" (18)

La segunda parte es un duro alegato contra las ideologías y su radical ser antifilosóficas, pues al reducir la verdad a los contenidos de la ideología la han desfigurado. Es más, existe una imposibilidad para el diálogo entre las ideologías, pues estas siempre son reductoras y se presentan como únicas.

En definitiva un trabajo que hace pensar, aunque sea una recopilación de varios trabajos y en algún momento parezca reiterativo o se dupliquen las propuestas.

 

José Carlos Martín de la Hoz

Luigi Pareyson, Verdad e interpretación, ed. Encuentro, Madrid 2014, 302 pp.