El profesor Blom es conocido en España a raíz de sus últimos grandes trabajos que le han consagrado como un fino historiador de las ideas y de la cultura. El primero fue sobre la Enciclopedia, publicado en Anagrama en el 2007, donde destripaba la famosa Enciclopedia que quintaesenciaba el siglo de las luces con todos sus aciertos y errores. Seguidamente, con toda la documentación investigada, publicó Gente peligrosa. El radicalismo olvidado de la Ilustración europea, en el 2012, donde desgranaba la vida y obra de los ilustrados franceses. Posteriormente publicaba, en el 2015, Años de vértigo, un trabajo sobre los antecedentes de la primera guerra mundial.
En esta ocasión Blom abordará los diez años previos a la Segunda guerra mundial. Se trata de estudiar los movimientos culturales previos al conflicto. El primero de los cuales es una paz humillante para Alemania: Cuando en 1919 le preguntaron al presidente francés "qué opinión le merecía el tratado de Versalles, la respuesta de Deschanel fue sucinta: Acabamos de firmar la Segunda Guerra Mundial" (30).
Enseguida aporta una completa documentación acerca de los horrores y secuelas de la primera guerra mundial: "todo un continente compartió el horror mudo y la perplejidad de los combatientes que regresaron con neurosis de guerra, cuya experiencia había sido demasiado dura para que un cuerpo humano la soportara" (53).
Es interesante y clarificador el capítulo dedicado a la ley seca de USA de 1920, llamado beber a escondidas: "El automóvil, el cine, y la radio causaron más estragos en la moral tradicional que océanos de alcohol. No obstante, rebelándose contra el consumo de bebidas alcohólicas, las prohibiciones precipitaron su propia caída" (93).
Desde luego impresiona ver a tantos poetas convertidos en soldados y en neuróticos después para terminar en un hedonismo sin límites (236). Con la convicción de que una guerra conduciría a otra posterior (261).
Muy ilustrativas son las páginas dedicadas a la revolución rusa, con su extensión y los impresionantes sucesos de la muerte y momificación de Lenin (121), ascenso de Stalin y purgas periódicas (494 y ss).
Respecto al ascenso de Hitler y la maquinaria para destruir completamente la cultura hasta convertirla en el fanatismo nazi, resultan de gran interés la puesta en marcha de la censura, la quema de libros (380) que anunciaba la quema de las personas (384). La pérdida de la libertad de cátedra y expulsión de intelectuales judíos y de quienes no fueran del régimen (387); es decir la inutilidad del exilio interior (388). Son especialmente gráficas las olimpiadas de Berlín de 1936 (450 y ss).Todavía resulta más helador comprobar que la única salida para los judíos con el fin de evitar el exterminio nazi era viajar a la aventura de palestina donde la iniciativa del sionismo comenzaba a vivirse entre grandes dificultades y estrecheces (445).
Las páginas finales, después de narrar la guerra civil española como un ensayo o epitome, son estremecedoras pues para el autor también hoy se dan unas circunstancias parecidas para predecir una nueva guerra (518-519).
José Carlos Martín de la Hoz
Philipp Blom, La fractura. Vida y cultura en Occidente, 1918-1938, ed. Anagrama, Barcelona 2016, 611 pp.