Enero de 2024, 16:30
Hotel Aitana
Madrid
El despertar de la señorita Prim, de Natalia Sanmartin Fenollera, es una deliciosa historia sobre la belleza de las pequeñas cosas. Narrado con ingenio, brillantez e inteligencia, El despertar de la señorita Prim nos sumerge en un inolvidable viaje en busca del paraíso perdido, de la sencillez y la belleza y la profundidad que se esconde tras las cosas pequeñas. Esta novela de narrativa española relata la deliciosa historia de un pueblecito cuyos habitantes han decidido declarar la guerra a las influencias del mundo moderno y volver a lo esencial. Atraída por un sugestivo anuncio en el periódico, Prudencia Prim llega a San Ireneo de Arnois, un pequeño lugar lleno de encanto y donde nada resulta ser lo que parece. La señorita Prim ha sido contratada para organizar la biblioteca del Hombre del Sillón, un hombre inteligente, profundo y cultivado, pero sin pizca de delicadeza. Pese a las frecuentes batallas dialécticas con su jefe, poco a poco la bibliotecaria irá descubriendo el peculiar estilo de vida del lugar y los secretos de sus nada convencionales habitantes. Todos ellos pondrán a prueba su visión del mundo, sus prejuicios y temores más íntimos y sus más profundas convicciones.
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Prudencia Prim ha llegado a
Prudencia Prim ha llegado a San Ireneo de Arnois huyendo de un trabajo de oficina envilecedor y de varias relaciones sentimentales frustradas. Amante de los libros, tiene una formación moderna en parte fruto de su propia historia, no cree en el matrimonio ni en la trascendencia del espíritu, opina que "las cosas invisibles solo existen en la imaginación" (pág.198).
Ella busca una belleza que cree que ya no existe y, sobre todo, siente nostalgia de su infancia (pág.97). Prudencia -¿acaso la autora?- es perfeccionista, lo que la hace cargar con una insatisfacción permanente acerca de sí misma, solo cuando acepta que el ser humano es imperfecto, falible, se sentirá liberada: "Había abandonado el esfuerzo por alcanzar por sí misma la virtud perfecta, qué agotador puede ser ese esfuerzo inhumano y erróneo" (pág.342).
La autora desarrolla tres ideas principales: Sobre la enseñanza oficial, el matrimonio y la trascendencia. En la pequeña comunidad de San Ireneo los padres enseñan a sus hijos, ya que opinan que "hoy en día [los colegios] son fábricas de indisciplina, criaderos de monstruos ignorantes y maleducados" (pág.300).
Sobre el matrimonio, Prudencia opina que "la relación marital debe basarse en la más estricta y delicada igualdad" (pág.235); "Empieza usted mal" -le reprocha Lulú Thiberville, anciana señora que ya ha enterrado a tres maridos. En su experiencia "la base de un buen matrimonio es la desigualdad y una admiración mutua" (pág.237). "No debe usted aspirar a un esposo igual que usted, debe aspirar a un esposo mejor que usted", y él debería hacer lo mismo. "Se admira en el otro lo que uno no tiene (pág.238).
La bibliotecaria admite que en algunos aspectos admira a su jefe, pero que en otros le detesta. Esta observación hace saltar a la anciana: "Yo detesté intensamente a todos mis maridos y eso no me impidió querer muchísimo a los tres" (pág.239). Pensar que el cónyuge, por admirable que sea, no tiene defectos es ilusión y ceguera, y querer cambiarle una ilusión peligrosa, como se demuestra en el caso de la señora Mott.
Por lo que se refiere a la trascendencia, el jefe de Prudencia es intensamente creyente; según dice su madre "había descubierto la profundidad del pensamiento y la cultura cristiana y disfrutaba con la belleza del culto" (pág.121); ella puede estar enamorada de él, pero no acepta que creer sea una condición para que ambos puedan estar juntos, como alguien la sugiere.
La mayoría de los habitantes de la aldea ha visitado en alguna ocasión a un viejo sacerdote, que tiene fama de adivinar lo que hay dentro de sus visitantes. A la señorita Prim la aconseja: "Busque la belleza en el silencio, búsquela en la calma, y no se sorprenda si descubre que la belleza no es un qué sino un quién". Cuando ella le pregunta cuál es el secreto de un matrimonio feliz, el sacerdote le habla sobre el corazón sobrenatural del matrimonio, que "no es cosa de dos, sino de tres" (pág.330).
Una novela llena de ideas, en la que el mayor misterio reside en la propia autora: ¿Cómo se puede ser contemporánea y escribir una novela -sin fanatismo- en la que defiende la fe, el matrimonio indisoluble y la educación en las tradiciones y los valores? Fenollera es periodista y, como advierte Frossard en su libro autobiográfico Dios existe, yo me lo encontré, no hay nada más increíble que un periodista que afirma haber encontrado la verdad. Para entender este libro hay que haberse acercado alguna vez a esa verdad y no haberla rechazado.
He releido esta novela para
He releido esta novela para poder hablar con más detalle en una tertulia. Seguramente lo que he encontrado al volver sobre ella es más profundo que lo que ví en la primera lectura. Ocurre con frecuencia, cuando relees un libro que tiene entidad, en la relectura ves más el fondo. En la primera estás más pendiente de "lo que pasa". Cuando ya sabes el final te centras más en lo que la autora ha querido decir y percibes -se percibe en esta novela- un deseo de introducir al lector en la esencia de la vida de las personas. Modos de ser, cutura, virtudes y, en el fondo, trascendencia. Leer artículo >>
Una gran novela que hace
Una gran novela que hace reflexionar sobre las pequeñas cosas de la vida y con unos personajes que no estan modernizados y enseñan que se puede vivir sin numerosas cosas y enseñan la importancia de lo clasico.
No sabría como describir esta
No sabría como describir esta novela, hace tiempo que un libro no me entusiasmaba tanto. ¿Cómo se puede sentir "nostalgia" al leerlo estando sentada en un sillón de tu propia casa? La dulzura y agudeza con la que está escrito hace que no se pueda dejar de leer. Recomiendo su lectura a todos aquellos que están enamorados de la literatura.
Delicioso libro lleno de
Delicioso libro lleno de simbolismo y claves de interpretación de la vida. La entrañable señorita Prim, una mujer moderna, se encuentra con un lugar lleno de personajes reales y creíbles, no sometidos a la modernidad, ni a las exigencias marcadas por ésta.
"Horacio Delàs hizo una pausa para servirse otra copa:
–A ver si entiende lo que trato de decirle, Prudencia: uno no puede construirse un mundo a medida, pero lo que sí puede hacer es construirse un pueblo. Aquí todos pertenecemos, por decirlo así, a un club de refugiados. Su patrón es uno de los escasos habitantes que tiene raíces familiares en San Ireneo.” Páginas 90-91
“Las tradiciones son un muro de contención frente a la degradación y la incultura…” pág. 184)
“La base de un buen matrimonio, de un matrimonio razonablemente feliz (porque no existe, desengáñese, ninguno feliz por completo), es precisamente la desigualdad, que es algo indispensable para que entre dos personas pueda existir admiración mutua.” (pág. 237)
La trama
Prudencia Prim busca trabajo. Acude a San Ireneo de Arnois en busca de una plaza como bibliotecaria para organizar una colección privada. Allí, su concepción del mundo, de la familia, de la educación, de la sociedad, de la filosofía y de la religión sufre un choque frontal con la vida de los habitantes de esa comunidad. La tensión que provoca ese choque la lleva a un planteamiento distinto de la vida y es el punto de inflexión hacia el cambio de actitud ante sí misma y una revolución en sus sentimientos.
Esta novela continúa el drama shakesperiano Mucho ruido y pocas nueces. La alegre y aguda Beatriz, y Benedicto, soltero impenitente e ingenioso, se encarnizan en atacarse con sus burlas; sus amigos deciden hacer que se enamoren y se las componen de manera que Benedicto sorprenda una conversación en que el príncipe y Claudio hablan de un pretendido amor secreto de Beatriz por él, y Beatriz sorprende una confidencia semejante acerca del amor que Benedicto parece alimentar por ella en secreto.
La discusión dialéctica entre Prudencia y su jefe, el dueño de la biblioteca, el hombre del sillón, sacará a la luz las distintas concepciones posibles sobre la sociedad actual, la organización social del trabajo, la educación reglada y el auténtico aprendizaje, la concepción de la familia y del matrimonio, la educación de los niños en el hogar, el trabajo de la mujer y su compatibilidad con la vida familiar, la amistad, la filosofía como sistema de vida y el sentimiento religioso auténtico como motor de la existencia personal y social.
No se trata de una recreación utópica del mundo que nos ha tocado vivir en el siglo XXI. Más bien de una reflexión crítica que nos ayude a entender nuestra sociedad y a buscar soluciones a los problemas que nos destruyen desde dentro.
Prudencia Prim se debate entre sus ideas, lo que ha conocido siempre, el sistema en el que ha sido “educada” y los problemas que ese sistema conlleva. En sus discusiones con su jefe se ve enfrentada a la falta de consistencia de su propia vida y tendrá que elegir lo que ya conoce o lo que intuye como superación personal y social. Todo dentro del máximo respeto a su libertad de elección.
En una de esas discusiones, el hombre del sillón, su jefe, la enfrenta a la inconsistencia del pensamiento humano. Le pide que le ordene una colección de papiros que posee. Claro está que esos papiros existen, forman parte de los fondos de diferentes museos en la actualidad. En la novela, la autora los utiliza como tantas otras referencias culturas y literarias.
Se trata de un facsímil del P52, conocido como papiro Rylands “Todo el que es de la verdad escucha mi voz. Y dice Pilato: ¿qué es la verdad?” Jn, 18, 37-38. Está fechado en el 125 d. C. unos treinta años después del original que escribió Juan en Éfeso. Fue hallado en el desierto de Egipto por Grenfell. (p. 264-265)
Y de Los papiros de Oxirrinco, encontrados por Grenfell y Arthur Hunt a finales del s. XIX, en un vertedero de basura cerca de Oxirrinco, Egipto. Desenterraron muchos fragmentos de grandes obras de la Antigüedad como un extracto de La República, de Platón. Aproximadamente separan mil doscientos años estas copias del momento en que fueron escritos los originales. Y a través de ellos conocemos el pensamiento de Sócrates (p. 265-266)
La reflexión que hace su jefe, el hombre del sillón, se refiere a que el extracto de La República, de Platón, a pesar de haber transcurrido mil doscientos años entre el fragmento y el original y de que lo que conocemos en ese fragmento es el pensamiento de otro filósofo, no supone ningún problema en cuanto a confianza del estudioso. Tal vez porque un texto filosófico no implica al estudioso más allá del estudio o del conocimiento.
Sin embargo, en cuanto al papiro de Rylands, al tratarse de un texto bíblico, y la religión complica a la persona tanto que crea o que no crea pero pueda sentirse interpelada por la fe, la postura es diferente. A pesar de que entre ese papiro y el momento en que fue escrito por Juan en Éfeso el original no habían pasado más de treinta años y de que existen otros tres evangelios que cuentan lo mismo y con los que se puede contrastar. Ante este papiro la gente suele poner pegas en cuanto a su realidad.
Las referencias históricas, culturales y literarias surgen entretejidas a lo largo de la trama y se haría muy pesado tan sólo nombrarlas. Pero resulta interesante ver el catálogo de lo que la autora considera básico en la cultura de la vieja Europa.
Sorprendido como hacía tiempo no lo conseguía una novela. ¿Cómo describirla? Sabiduría destilada de la vida cotidiana, de las vidas de nuestros mayores. Transmite enseñanzas en todas sus líneas, presenta los interrogantes básicos sobre el sentido de la vida, el matrimonio, la educación, el amor, y la belleza. Enseña a tener en cuenta la opinión de los otros sobre uno mismo lo que lleva al enriquecimiento mutuo cuando los otros valoran nuestras opiniones. Descubre las esencias de lo correcto y de lo trascendente. En definitiva una novela para volver a leer de nuevo.
Narración en forma de cuento para mayores que introduce suavemente pero sin respiro en la dinámica del progreso y la tradición. No se anda con teorías pues escarba en el alma de Prudencia Prim, la protagonista, joven inteligente, culta, sensible y muchas más cosas. Llega como bibliotecaria a San Ireneo de Artois, Francia, y allí descubre otro modo de vida, pero recorriendo un proceso de despertar. Ella misma, su jefe El Hombre del sillón, y los habitantes de la pequeña población son de carne y hueso, no de cartón.
Los lectores, veo que son muchos, descubrirán muchas personalidades y muchas más enseñanzas, de acero envueltas en amable terciopelo, por decirlo así. Como quien no quiere la cosa, la autora devuelve luz sobre la personalidad femenina, el matrimonio, el arte y la cultura. Visión trascendente y positiva. Una joya, que hay que descubrir. Solamente no me gusta el título y menos la portada porque no invita a tomarse en serio esta obra de sentido y sensiblidad.
Se trata de una novela muy refrescante, como un soplo de brisa en una tarde calurosa. Muy bien escrita y muy sugerente en cuanto al fondo. Procura con delicadeza que nos demos cuenta del valor de las pequeñas cosas de la vida y creo que, sobre todo, intenta habla de Dios como esencia del bien y de la belleza. En definitiva, un gran libro que no puedo sino recomendar y felicitar a su autora.
La novela es impresionante, una joya, por la forma literaria siempre sugerente, y por la calidad de su contenido.
Había decidido redactar una larga reseña poniendo de relieve tanto la forma como el contenido, desgranando las ideas que tejen el argumento.
He desistido. He desistido porque siempre he recomendado en la lectura un encuentro personal con cada obra, con su autor –en este caso autora-, con sus personajes…
En este caso encarezco que se lea la obra en profundidad, que la trabajen…, que la disfruten.
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