La democracia y la República



Los profesores de la Universidad Juan
Carlos I Manuél Álvarez Tardío y Fernando del Rey, coordinan
este trabajo colectivo dirigido a clarificar hasta qué punto existió democracia
real en la vida de la Segunda República española. Dicho de otro modo, investigan
los obstáculos que impidieron desarrollar en ese período de la historia de
España los hábitos y la cultura democrática.


Después de una interesante introducción acerca de la
metodología, objetivos y distribución de los trabajos contenidos en el volumen
que presentamos, se da paso a la revisión historiográfica sobre la cuestión
planteada, a cargo del conocido hispanista Stanley G. Payne. El profesor Payne
presenta las diversas tergiversaciones y opacidades que presentan los estudios realizados
hasta el momento sobre el tema, para concluir que, en gran parte, están
ideologizados. No obstante, resalta Payne, en los últimos años se está
escribiendo mejores trabajos, hechos con mayor objetividad y con más documentación
proveniente de archivos y con una más cuidada metodología. La conclusión de
Payne es contundente: "Los mismos líderes de la Segunda República,
con su ley de la Defensa
de la República,
tuvieron dificultades para definir si estaban dispuestos o no a conceder derechos
civiles a los conservadores en general, pese a que éstos constituían entre el
35 y el 40% de la población" (p.35).


Recordemos que la derecha moderada sólo tuvo margen de
actuación desde septiembre de 1933
a febrero de 1936. De ahí la conocida apreciación de Tussel de que la Segunda República
fue una democracia poco democrática.


Así añade Payne: "Gran parte de la complejidad del
funcionamiento de la Segunda República estribaba en el carácter
híbrido del nuevo régimen. Por una parte, introdujo un nuevo sistema liberal
democrático, mientras que, por otra, inauguró un proceso revolucionario"
(p.37). De hecho la República
durante la guerra civil, al estar dominada por los extremismos revolucionarios,
era otra República.


Payne resalta que el Frente Popular que alcanzó la
victoria en febrero de de 1936 tenía su origen en "la alianza esencialmente
bilateral entre los republicanos de izquierdas y el sector pragmático de los
socialistas" (p.44), pero subraya que el eje era Izquierda republicana, de ahí
que achaque la falta de democracia real a esta formación.


Como señala, después, el Prof. Arranz: "Según la
afirmación de Jiménez de Asúa: "«Somos nosotros, los socialistas, no un
partido político, sino una civilización que llega, y precisamente eso nos ha hecho
pensar en el estado integral y no en el Estado federal». En ese sentido, Manuel Álvarez
Tardío ha concluido que aquella fue una democracia sin liberalismo: «Algunos
–escribe- comprendieron muy pronto el potencial revolucionario y la vía
autoritaria que abría una democracia desprovista de liberalismo y no tardaron
en aprovecharla a conciencia»" (p.61). Asimismo, respecto a Izquierda Republicana,
concluye G. Manzato: "no tuvieron la capacidad de
defender la democracia a causa de su endeble adhesión a sus mismos principios
democráticos" (p.136). Lo que demuestra el Prof. Roberto Villa con el estudio de la actitud de Azaña, en septiembre
de 1933, al no aceptar los resultados de la victoria conservadora y proponer
nuevos comicios, o su actuación desde de febrero de 1936 al dejar hacer a los
socialistas (p.216).


 


José Carlos Martín de la Hoz


 


Manuel Álvarez
Tardío-Fernando Rey (eds), El laberinto
republicano
. La democracia española y sus enemigos (1931-1936), ed. RBA,
Barcelona 2012, 510 pp.