La familia Martin

Un escritor inmerso en un bloqueo creativo decide llevar a cabo una acción desesperada: el tema de su próxima novela será la vida de la primera persona que se encuentre por la calle. Así entra en su vida Madeleine Tricot, una anciana encantadora dispuesta a hablarle de sus secretos y heridas: del matrimonio y la viudedad, de su trabajo como costurera para Chanel durante la época dorada de Karl Lagerfeld, de la dispar relación con sus dos hijas.

Su hija Valérie, que vive en el mismo barrio y la visita con frecuencia, duda de las intenciones de este escritor, pero decide que puede ser una buena terapia para su madre. Y no solo eso: para que pueda continuar con su tarea, exige al escritor que la incluya a ella en la historia que está esbozando, así como a todos los miembros de su familia, la familia Martin, atravesada tanto por el amor como por el agotamiento de la rutina. Poco a poco los hilos de todas estas historias se van enredando en una madeja de recuerdos, anhelos, rencores, emociones que parecían perdidas y otras que, con suerte, pueden ser recuperadas.

David Foenkinos vuelve con una novela sobre la inspiración y las inesperadas posibilidades de la vida.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2021 Penguin Random House
208
978-84-204-6054-3

Traducción de María Teresa Gallego Urrutia y Amaya García Gallego

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Comentarios

Imagen de Mon

Me pareció muy digno e ingenioso. De partida, que el autor se proponga escribir sin tener tema es como asistir a una conferencia en la que el ponente va a hablar de lo primero que se le ocurra. La cosa empieza mal.
Pero luego el libro va tomando vuelo y la frontera entre la ficción y la realidad se va volviendo borrosa y, en ocasiones, divertida o conmovedora.

Imagen de JavierCanals

¿Cuánto hay de novelístico en lo cotidiano? ¿Vale la pena escribir sobre la primera persona que te encuentras al salir a la calle? Estas son las dos preguntas que se plantea el autor de este libro, que nos narra día tras día el resultado de un experimento. En plena crisis de producción, un reputado escritor (Foenkinos mismo, como se desprende de algunas referencias) se decide a comenzar una novela con la historia de la primera persona que se encuentre al salir a la calle. Esa persona resulta ser Madeleine Tricot, una viuda que comienza a sentir los primeros síntomas de Alzheimer, y que acepta de inmediato la invitación del escritor, invitándolo a tomar un café en su casa. Estando ahí, aparece Valerie, una de las dos hijas de Madeleine, que al comienzo se muestra desconfiada. Una vez comprobada la identidad del escritor, Valerie lo invita a cenar con ella, con su marido Patrick y con sus dos hijos adolescentes, Lola y Jeremie.

A partir de ahí, el escritor va entrevistando a los miembros de la familia, que cooperan con mayor o menor interés, o incluso con intereses particulares, y se involucra de manera en cierto modo peligrosa e irreflexiva en la relación de pareja del matrimonio y en los recuerdos de Madeleine, que lo llevan a Ives, un amor de juventud, desaparecido hace ya cuarenta años. El autor va reflexionando sobre su papel y sobre los efectos que, quizá de forma irresponsable, tiene su irrupción en los miembros de una familia completamente normal de la clase media. Foenkinos va sembrando el relato de citas de sus escritores y cineastas favoritos, lo que confiere a la breve novela algo más de entidad. Como sucede en otras obras de este autor francés, el relato parece el guión para una película, y no es improbable que se convierta en una.

Un relato agradable y recomendable, como muchas otras obras de Foenkinos.

Imagen de amd

Novela ingeniosa y original sobre el proceso de creación literaria y la interrelación entre ficción y realidad. Ambientada en París en la época actual, la obra está narrada en primera persona por un escritor que ha perdido la inspiración. Ante esta situación crítica, y aparentemente falto de recursos, decide escribir un libro sobre la primera persona que vea en la calle. Y así, al salir del portal, se encuentra con una señora mayor, Madeleine Tricot, viuda y madre de dos hijas, costurera de la casa Chanel en la época de Karl Lagerfeld, que se muestra encantada de ser la futura protagonista de un libro y le ofrecerá generosamente su ayuda. Pero, cuando se entera su hija Valérie, le exige que toda la familia forme parte de la novela y el escritor se ve obligado a dialogar con todos ellos para convertirlos en sus personajes y diseñar su acción dentro de la trama. Y esta será “la familia Martin”: el matrimonio formado por Patrick Martin y Valérie, sus dos hijos adolescentes y la abuela Madeleine. Finalmente, todos ellos tienen algo que contar y que será digno de ser novelado, como el acoso laboral que sufre Patrick en su trabajo, la tristeza de Valérie que ve naufragar su vida y su matrimonio, o el amor de juventud de Madeleine que desapareció sin dejar rastro.

A las anécdotas de esta familia se van uniendo las propias experiencias del escritor, tanto las de tipo personal como las relativas a su oficio de escritor, que resultan muy interesantes: cómo se va componiendo una novela, cómo les da color a los personajes, las distintas formas de crear expectación (cliffhanger), las características de una buena novela o la importancia de la perspectiva o los distintos puntos de vista en la configuración de un relato. Así, afirma el escritor protagonista: “Veo siempre los libros por escribir como formas geométrica en las que hay que dosificar las diferentes fuerzas potenciales para crear una composición homogénea. Desde mi punto de vista una novela debe ser redonda” (p. 99).

Con un estilo depurado y muy bien escrita, David Foenkinos presenta una interesante visión de una familia, similar a la de muchas familias actuales, tanto en los personajes mayores como en la problemática de los adolescentes, porque en realidad en ella se acerca a las agonías del corazón. De hecho, para escribir esta novela, Foenkinos se inspiró en personas anónimas a las que fue entrevistando, de tal manera que consigue “un espectacular número de equilibrismo entre la realidad y la ficción” (Bernard Lehut).