Francisco Casavella nace en Barcelona. Hasta dedicarse a la literatura en 1984 ha desempeñado diferentes oficios y comenzado múltiples carreras. Su primera novela, El triunfo (1990), con la que consiguió el Premio Tigre Juan de Narrativa, está ambientada en el barrio chino de Barcelona, ciudad en la que suele ambientar todas sus novelas, aunque precisamente su relato "La cabeza de los reyes" trascurre en parajes mucho más exóticos. De El triunfo hay que destacar el manejo del lenguaje suburbial y la creación de unos personajes que se expresan en la novela con total naturalidad, sin imposturas literarias. A Casvella le atraen los mundos marginales, la delincuencia y sobre todo la gente de la calle, mundo que conoce bastante bien, como se aprecia en sus libros. En 1993 publica Quédate, novela que parte de la crítica, equivocadamente, encasilló entre los subproductos de la Generación X. Casavella alterna la creación literaria con los guiones cinematográficos: La Antártida , Susana y Un sueño fugitivo. Le gusta este trabajo, aunque puestos a elegir prefiere el de la literatura. También colabora asiduamente en algunos medios de comunicación, bien con columnas sobre cuestiones de más o menos actualidad o como crítico literario y cultural.
En 1997 publica la que hasta ahora se considera su mejor novela, Un enano español se suicida en Las Vegas, la historia de una frustración y un desengaño donde destaca el tratamiento de los personajes y el trabajo estilístico y lingüístico. En 1998 aparece El secreto de las fiestas. Esta novela apareció publicada en una colección de literatura juvenil y eso ha impedido que se leyera como una magnífica obra literaria, escrita siguiendo la estela de El guardián entre el centeno. De hecho, J.D. Salinger es, junto con Nabokov, Celine y Scott Fitzgerald, uno de sus autores preferidos. En 2002 comienza la publicación de un gran ambicioso proyecto literario, El día del Watusi, trilogía de la que forman parte Los juegos feroces, Viento y joyas y El idioma imposible, las dos últimas publicadas en 2003. Casavella quiso retratar la ciudad de Barcelona desde el final del franquismo hasta 1995, centrándose especialmente en los años de la transición. Casavella es en la actualidad uno de los jóvenes escritores con mayor futuro y proyección. Para Casavella, "la literatura es una forma de interpretar la vida, una forma de conocimiento que te va enseñando cuáles son tus limitaciones".