Seudónimo de Carlo Lorenzini, periodista italiano autor del famosísimo libro de literatura infantil, Pinocho.
Nació en Florencia el 24 de noviembre de 1826; entre los 11 y los 16 años estudió en la institución religiosa de Colle Val d’Elsa y después dedicó dos años al estudio de la retórica y la filosofía. Trabajó en la Biblioteca Piatti de Florencia hasta 1848, cuando se unió al ejército del rey Carlos de Cerdeña en el levantamiento contra Austria. Durante la rebelión, fundó el periódico satírico Il Lampione, que fue prohibido en 1849 con la revuelta ya sofocada. En 1853 fundó otro periódico, La Scaramuccia, para el que escribió hasta 1859, año en que entró a formar parte de las fuerzas militares de Giuseppe Garibaldi, y, por poco tiempo, relanzó Il Lampione, ya bajo el seudónimo de Collodi (por el lugar donde nació su madre). Sin abandonar su labor periodística, comenzó a trabajar en 1860 como funcionario en Florencia.
En 1877 comenzó sus series de cuentos educativos sobre Gianettino (Juanito), que llenarían siete volúmenes, el último de los cuales apareció en 1890. Pinocho, el hijo pródigo que aprende a ser responsable tras una serie de experiencias formativas, apareció por primera vez en julio de 1881 en el semanario para niños Giornale per i Bambini, con el título de Storia di un Burattino (‘Historia de un muñeco’). En 1883 se publicaron Las aventuras de Pinocho, volumen que reunía las series del muñeco. La importancia y trascendencia de Pinocho para la literatura infantil consiste en que su autor fue el primero en escribir conscientemente para niños, pensando, por lo tanto, en su sicología, costumbres, lenguaje, recurriendo incluso a bromas y chistes escatológicos que siempre han sido muy del gusto infantil. Pero no trataba sólo de distraer, sino que sus fines eran educar a la infancia y formar patriotas.
La popularidad del personaje experimentó un gran auge en 1940 con el estreno de la película animada de Disney que, no obstante, se alejaba bastante del espíritu del libro. Collodi murió sin haber obtenido demasiado dinero de su éxito, pero parece difícil que su creación del muñeco, que "apenas contaba una mentira, su nariz crecía de repente", pierda su atractivo.