Siendo comunista, descubrió los horrores del estalinismo en el que aún creía a mediados de los cuarenta; como judía, se trasladó al recién creado Estado de Israel y vivió allí lo suficiente para comprobar que algunos de sus dirigentes mostraban el mismo afán exterminador del que ellos habían sido objeto poco antes; como nacida en Sarajevo (1913), de familia serbia y conocedora de varias lenguas de la Federación Yugoslava, alcanzó a ver cómo el experimento de multiculturalidad en el que ella confiaba terminaba en un baño de sangre. Hanna Lévy-Hass murió en el año 2000. Poco antes había reconocido ante su hija el fracaso de sus utopías: «Todos mis mundos se han venido abajo».
Hanna, maestra de profesión, fue detenida y encarcelada por los nazis en Montenegro, en febrero de 1944. A comienzos de verano, se ordenó el traslado de los judíos de aquella prisión a Bergen-Belsen.