André Malraux había pasado algunos años en el extremo Oriente (especialmente en Indochina, pero también en China) en la década de los años veinte. Fruto de esa experiencia vital fue la que se conoce como “trilogía asiática”, formada por las novelas Les conquerants / Los conquistadores (1928), La voie royale / La vía real (1930) y la que nos ocupa, La condition humaine / La condición humana (1933).