Lucy Maud Montgomery(1874-1942) nació en Clifton, un pueblo de inmigrantes escoceses e la isla Príncipe Eduardo, en el que su padre era comerciante. Pronto fue trasladada a Cavendish —la Avonlea de sus futuras historias— en donde la familia materna le dio un hogar tras el fallecimiento de su joven madre, Clara Woolner Mcneill Montgomery, cuando Lucy Maud contaba apenas veintiún meses de edad. Su padre, Hugh John Montgomery, abandonó la isla Príncipe Eduardo para trasladarse a Príncipe Alberto y L. M. Montgomery vivió al cuidado de sus abuelos maternos, bajo las estrictas normas de vestuario y conducta que ellos estimaban las apropiadas para una niña, y sufriendo los frecuentes arrebatos temperamentales de su abuelo.
Tal y como nos recuerda Elizabeth Waterston, fue Lucy Maud una niña sensible, solitaria, con amigos imaginarios, que se refugiaba en los mundos creados por Bunyan, Scott o Thackeray y que disfrutaba observando la belleza del paisaje que la rodeaba.