El
debate entre el biólogo Dawkins y el arzobispo
anglicano Williams ha sido seguido con mucho interés en todo el mundo, señal de
que Dios no está tan ausente del pensamiento contemporáneo.
style='font-family:"Times New Roman","serif"'>El azar o Dios
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Por lo
visto Dawkins afirma que todo ha surgido de la nada y
«no hace falta invocar a Dios como creador del universo». Sin embargo, tan
razonable parece una postura como otra, aunque sociológicamente la segunda es
abrumadoramente mayoritaria en el espacio mundial y en el tiempo histórico. A
modo de ejemplo recordemos a M.Heidegger que se hace
la gran pregunta «¿por qué el ser no la nada?», en
coincidencia con aquel Parménides presocrático. Y no hay razones para dudar de
su excelencia intelectual.
El biólogo
Dawkins dice que «no soy ateo radical, soy agnóstico».
Supongo que Dawkins ha estudiado a fondo la "Crítica
de la razón pura" y otras obras de E. Kant, el filósofo del agnosticismo, como
postura sinceramente intelectual respecto a las grandes preguntas de la vida.
El regiomontano alemán reconoce que no encuentra cauce para hacer "juicios
sintéticos a priori" acerca de Dios trascendente, de la causa del universo, y
de las realidades espirituales, porque escapan al método fenomenológico. Sin
embargo, a Kant jamás se le ocurrió negar la existencia de Dios, el más allá,
ni la conciencia humana; en cambio, sí dedicó muchas horas a escribir su "Crítica
de las razón práctica", para encontrar el fundamento del quehacer moral, que
permite a los hombres vivir como tales, superando la irracionalidad de los
animales.
style='font-family:"Times New Roman","serif"'>Fe y ciencia
style='font-family:"Times New Roman","serif"'>
Por tanto,
el biólogo Dawkins permitirá que la mayoría de los
mortales, sigamos creyendo en Dios, en su Providencia, y en la espiritualidad
de los hombres. Y no sólo mediante la fe del carbonero sino con verdaderos razonamientos
como hace la ciencia teológica, cultivada por millares de intelectuales a lo
largo de los siglos, como Gregorio de Nisa, Ambrosio
de Milán, Isidoro de Sevilla, Alberto Magno, Tomás de Aquino, o Benedicto XVI.
Va a tener razón Juan Pablo II cuando escribía que la fe y la razón son como
dos alas mediante las cuales el espíritu humano se remonta hasta la verdad.
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style='font-family:"Times New Roman","serif"'>Jesús Ortiz López