style='mso-tab-count:1'> «Cada vida importa» ha sido lema en
las últimas manifestaciones a favor de la vida, que han reunido a millones de
ciudadanos contra la nueva ley del aborto que entrará en vigor el 5 de julio de
2010. Aunque lo importante no son los
grandes números de participantes, sino las pequeñas criaturas que son abortadas
una a una, que también llegan a sumar 122 mil al año. Triste e inmoral porque
cada ser humano tiene derecho a la vida desde su concepción. Eliminarlo
mediante el aborto libre es un crimen que degrada a la sociedad que lo admite.
Desde las antípodas de nuestra cultura pero con más humanidad,
class=SpellE>M.Ghandi decía: «Me parece claro como el día que el aborto
es un crimen».
Frente a la mayoría
social
style='mso-tab-count:1'> Afortunadamente muchos millones de
personas rechazamos toda forma de aborto y la manipulación de embriones. Es la
gran mayoría social, que se enfrenta a los manejos del Ejecutivo de Rodríguez
Zapatero, empecinado en dirigir la locomotora social a toda velocidad hacia el
despeñadero del suicidio colectivo. Sin niños, no hay jóvenes, sin jóvenes no
hay trabajadores, y sin trabajadores la Seguridad social colapsará,
desapareciendo el «Estado del bienestar» propuesto por los socialistas, que
«conceden» libertades o «nuevos derechos» a los «ciudadanos» a cambio de que
dejen quitar la libertad, hasta el punto de perder el sentido común que ve el
aborto como un asesinato en el
quirófano. Consecuencia de ello es que aumenta el número de ancianos y se impone
la eutanasia, poco a poco, eso sí, hasta que cale definitivamente la
propaganda. Los recortes sociales que va tomando el Gobierno, de modo errático
y soliviantando a las familias, empresarios, sindicatos, etc., son una
consecuencia de apartarse de las advertencias de los expertos economistas y del
ejemplo de otros países, omitiendo las medidas estructurales necesarias para
levantar la economía. Su incapacidad de gobierno crece en paralelo a su
ideología sectaria para cambiar los valores comúnmente admitidos en nuestra
sociedad.
style='mso-tab-count:1'> Los sucesos de las últimas semanas
muestran las repercusiones económicas de la política antinatalista practicada
por el Partido Socialista desde hace años. La rebaja del sueldo de los
funcionarios, en un cinco por ciento de media; la supresión del «cheque-bebé»,
y la subida del IVA traducen al bolsillo de los españoles la política sin
valores del actual Gobierno; más en concreto la consideración del aborto como
un nuevo derecho de la mujer. Ya que muchas personas carecen de información
suficiente, y han caído en el sofisma de presentar el asesinato de una
criatura como un «derecho», ahora pueden
reaccionar al ver que la economía se hace insostenible precisamente por los
abortos. No es la única causa, desde luego, de la crisis que padecemos, pero sí
está en el origen del desequilibrio generacional en la pirámide de la población
española. El aborto es el ejemplo más sangrante, subrayamos, de que una
sociedad sin valores es una sociedad inviable y sin futuro
Reacciones ante la
ley del aborto
style='mso-tab-count:1'> Ante esta nueva ley del aborto hay razones
jurídicas, morales y humanas para oponerse a ella. Es la hora de la
insurrección ciudadana ante una injusticia. Todos podemos reaccionar actuando
contra esta supuesta ley: los profesionales de la sanidad volviendo a plantear
la objeción de conciencia, estando avalados por sus respectivos colegios; los
juristas negándose a aplicar la falsa ley; los farmacéuticos negándose a
distribuir la PDD, entre otras razones, porque se ha ocultado que es
perjudicial para la mujer; los miembros de las Reales Academias actualizando
sus manifiestos a favor de la vida y contra el engaño intelectual del supuesto
derecho; los profesores de secundaria negándose a participar en la perversión
de los alumnos con los contenidos de la Educación para la Ciudadanía, empeñada
en la educación sexual reducida a técnicas de placer y abuso del cuerpo propio
y ajeno. Y así un largo etcétera.
style='font-family:"Times New Roman","serif"'>Jesús Ortiz López
style='font-family:"Times New Roman","serif"'>Doctor en Derecho Canónico