lang=ES-TRAD>Podemos considerar la facultad de leer como específicamente
humana. Es un aprendizaje y como tal, requiere un proceso que se apoya en otros
aprendizajes previos. El hombre no aprende a leer si antes no ha superado las
diferentes etapas en la adquisición del lenguaje. Para que dicho aprendizaje
pueda ser adquirido, es necesario poner en juego una serie de habilidades. La
maduración de algunas de estas habilidades se lleva a cabo de una forma
simultánea y no progresiva como podíamos pensar. .
style='mso-tab-count:1'> La adquisición del lenguaje se
llevará a cabo de forma adecuada si se cumplen tres condiciones:
style='mso-tab-count:1'>
style='mso-spacerun:yes'>
style='mso-spacerun:yes'>
lang=ES-TRAD>a) Que el cerebro y el sistema nervioso estén suficientemente
maduros y cuenten con los recursos necesarios para estructurar el lenguaje.
style='mso-tab-count:1'>
lang=ES-TRAD>b) Un medio ambiente que proporcione los estímulos adecuados para
que esa maduración pueda desarrollarse.
style='mso-tab-count:1'>
lang=ES-TRAD>c) Las experiencias realizadas por el niño donde efectúa la
síntesis de los dos factores anteriores (Monfort, M.y Juárez, A, 1980,26).
lang=ES-TRAD>La adquisición del lenguaje descansa directamente en el
intercambio de informaciones mediante la interpretación de un código común.
Muchos autores piensan que esta adquisición va a condicionar de una forma determinante
la estructura del pensamiento en el niño.
lang=ES-TRAD>De la adecuada adquisición del lenguaje va a depender el
aprendizaje de la lectura. Aprender a leer supone un gran esfuerzo porque el
vehículo empleado debe ser un lenguaje simbólico que es abstracto y arbitrario.
Es, por tanto, una ardua tarea, la cual requerirá una gran motivación que la
facilite.
lang=ES-TRAD>La tarea de la escuela en esta cuestión es la de despertar un
grado de sensibilidad tal que proporcione al niño el placer de leer. Esta
sensibilización tiene que hacerse a través del contacto con la vida y, por
tanto, dentro del contexto social en el que se desenvuelve; de ahí que esté
condicionada por el nivel de motivación e incentivos que dicho contexto sea
capaz de transmitir.
lang=ES-TRAD>La lectura es un medio indispensable para adquirir un grado de
cultura y de participación en la sociedad. En gran número de ocasiones la
lectura -con todo el bagaje de aprendizajes e informaciones- va a ser la que
posibilite el acto de la comunicación. .
lang=ES-TRAD>La animación ala lectura entra de lleno en la educación para el
tiempo libre. Sabemos que el número de horas de ocio de que el hombre dispone
va aumentando a medida que se desarrolla la sociedad, producto en parte del
grado de tecnificación alcanzado. Se impone por tanto, que la tarea educadora
vaya dirigida a la correcta y provechosa ocupación de esas horas que el hombre
va a emplear para su descanso y esparcimiento. Se trata de educar para el ocio
evitando la ociosidad porque es en ese tiempo libre cuando el hombre cubre sus
necesidades y porque, junto con el trabajo, van a conseguir su desarrollo
personal. En este contexto, la animación a la lectura constituye un medio
idóneo para desarrollar la actividad lúdica y creadora.
lang=ES-TRAD>En un primer momento, el hombre emplea su capacidad imaginativa
para cubrir sus necesidades básicas pero una vez conseguido esto, la educación
debe ir encaminada a lograr su propio perfeccionamiento. La animación lectora
tiene una relación directa con el desarrollo de la creatividad, una de las
habilidades o tipos de pensamiento; posibilitaremos el desarrollo del
pensamiento divergente o, como lo clasifica Bono, del pensamiento lateral. Este
pensamiento ha de sustentarse en los datos almacenados en la memoria y en el
desarrollo del pensamiento convergente (de Sánchez, M., 1991, 21). Está claro
que no se puede crear si previamente no hay un sustrato informativo donde
apoyar el pensamiento creativo y, de esta manera, poder desarrollarlo.
lang=ES-TRAD>No nos equivocamos al decir que si el niño rechaza la lectura es
porque esos soportes previos en cuanto a
la adquisición y desarrollo del lenguaje y la animación a la lectura
style='mso-spacerun:yes'> no se han dado, haciendo así que el niño entre
en el mundo de la lectura de forma forzada y por supuesto, involuntaria. Quizá
los adultos, maestros o padres, hayan forzado ese aprendizaje sin haber
contemplado las premisas necesarias para que el contacto con los libros se
produjera de forma placentera y voluntaria, y sin tener en cuenta, como dijimos
anteriormente, que el acto de leer se desarrolla mediante la interpretación de
unos signos arbitrarios y, por esto mismo, complejos. El aprendizaje de la
lectura se convierte en una tarea tan abstracta que
style='mso-spacerun:yes'> puede constituir un grave problema a la hora
de comprender el código a emplear.
lang=ES-TRAD>A la hora de realizar la animación a la lectura, podemos resumir
los objetivos que debemos planteamos a partir de tres grandes apartados, que
engloban a todos los demás:
lang=ES-TRAD>- ayudar al niño a descubrir los libros
lang=ES-TRAD>- conseguir lectores eficaces y activos
lang=ES-TRAD>- capacitar para que el niño seleccione aquellos que se adaptan a
sus intereses entre una gama muy amplia de posibilidades.
lang=ES-TRAD>Estos objetivos van a posibilitar el desarrollo de otras tantas
habilidades, como la capacidad de selección de entre una variada oferta
y la comprensión de los contenidos. .
Un último
objetivo a conseguir, como consecuencia de los anteriores, es el desarrollo
de la capacidad crítica, tan necesaria .para su posterior desenvolvimiento
en la sociedad. Por todo ello, podemos afirmar que los pilares sobre los que se
asienta esta actividad son tres: gusto por la lectura, comprensión y
reflexión.
lang=ES-TRAD>El animador a la lectura debe estar convencido de la eficacia de
su tarea. Es conveniente que programe una serie de estrategias a seguir
y, por supuesto, que conozca el libro en profundidad. En cuanto al momento elegido
para el desarrollo de la actividad, ha de ser particularmente festivo para los
niños, de forma que esté separado totalmente del resto de la actividad docente.
El lugar tiene que ser distinto del habitual; es conveniente emplear la
biblioteca del centro porque, además, ponemos al niño en contacto con el mundo
de los libros. Si esto último no fuera posible, entonces conviene ambientar la
clase de forma que propicie la motivación: figuras, carteles, dibujos,
palabras, etc. alusivos al libro objeto de la
animación.
lang=ES-TRAD>Es muy importante que el animador se desprenda del rigor y la
sistematización que quizá pueda caracterizar el desarrollo de cualquier otra
actividad docente, debería conseguir que los alumnos acudieran voluntariamente
y de forma gustosa a la biblioteca. .
lang=ES-TRAD>Una vez finalizada la actividad es importante que ésta no vaya
seguida de trabajos, con el objetivo de marcar bien la diferencia con el resto
de las tareas. No conviene olvidar que
la animación a la lectura no es una clase de lengua, aunque sí constituya un
medio muy eficaz para el desarrollo de gran parte de los objetivos propuestos
en esta área.
lang=ES-TRAD>La animación lectora no tiene como objetivo específico el
aprendizaje de conceptos. El profesor-animador no debe emplearla para aumentar
los conocimientos de sus alumnos, es bueno que se desprenda del celo que todo
profesor tiene por los contenidos. Si la animación está bien planteada, todos
esos objetivos van a ser alcanzados casi sin proponérselos, porque el niño
entra en el libro de forma placentera.
lang=ES-TRAD>Es muy importante separar la lectura de los libros de lectura
obligada de aquellos que vayan a ser objeto de animación, ya que los primeros
lógicamente irán seguidos de una serie de actividades y trabajos y, como he comentado
anteriormente, creo que estas (actividades) no son convenientes para la
animación como tal.
lang=ES-TRAD>En un primer momento, la animación lectora se apoyará en la lengua
oral: la audición de cuentos va a poner al niño en contacto con el mundo
de la Literatura Infantil. Más tarde, es importante igualmente la lectura en
voz alta por parte de algún adulto de forma que, a través de las modulaciones
de la voz, de los gestos y de la correcta vocalización, al niño le resulte más
fácil captar el sentido de la historia. No obstante, el momento de la animación
no debe transformarse ni reducirse a la lectura, en voz alta por parte de los
alumnos, de los capítulos del libro de forma ordenada y sistemática.
lang=ES-TRAD>En los últimos tiempos ha habido una proliferación de libros sobre
técnicas de animación lectora. Muchas de ellas, más que técnicas, son juegos y
actividades quizá con un fin lúdico cuya consecución sólo puede alcanzarse
style='mso-spacerun:yes'> tras la lectura de la obra. Considero que este
tipo de actividades son, en su mayor parte, complementarias al libro pero no
verdaderas estrategias que provoquen en el alumno el afán por leer. Me parecen,
sin embargo, muy recomendables siempre que, previamente, se haya puesto al
niño en una situación motivadora ante la lectura.
lang=ES-TRAD>También en los últimos años proliferan los encuentros con un
autor, las semanas literarias, las exposiciones y ferias del libro... muy
enriquecedoras pero que, en sí mismas, no pueden ser consideradas como técnicas
de animación a la lectura aunque, vuelvo a repetir, creo que son unos
instrumentos muy eficaces para poner al niño en contacto con el mundo del
libro. Los encuentros con el autor de uno de los libros motivo de la animación
tienen en sí mismos tal magia que despiertan el interés del niño, pero conviene
que este haya leído previamente algo del autor o el libro objeto de la
animación, para que la visita produzca toda la riqueza que esperamos.
lang=ES-TRAD>Quiero insistir en que estas actividades en nada son desdeñables,
al contrario, deberían formar parte habitual en las programaciones del área de
lectura, si bien no provocan en sí mismas el placer por la lectura.
style='mso-tab-count:1'> En cuanto a los libros objeto de la
animación lectora, debemos tener en cuenta una serie de aspectos:
style='mso-tab-count:1'>
lang=ES-TRAD>- que sean atractivos para el alumno
style='mso-tab-count:1'> - que el tamaño de la letra, número
de páginas e ilustraciones sean adecuados a la edad
lang=ES-TRAD>- deben estar de acuerdo con los intereses del niño, con
vocabulario rico y variado, pero asequible
lang=ES-TRAD>- que desarrollen algún valor, aunque no por ello debemos elegir
los que expresan explícitamente una moraleja y, menos aún, los que incluyen
"moralina"; es preferible que los valores se desprendan del discurrir
del libro a lo largo de sus páginas, y no de que el autor lo introduzca de
forma directa.
Antonia Hueso
Zambrano
Profesora del
Centro Universitario Villanueva
Bibliografía:
Moilfort, M. y
J uárez, A (1980): El niño que habla, Madrid, Nuestra. Cultura.
Sánchez
class=GramE>,. M.. (1991), Desarrollo de
las habilidades de pensamiento,
México, Trillas
Marín Ibáñez,
R (1984): La creatividad, Barcelona, CMC.