style='font-size:12.0pt;line-height:115%;font-family:"Arial","sans-serif";

mso-fareast-font-family:Calibri;mso-bidi-font-family:"Times New Roman"'>En Westminster

Hall el Papa Benedicto XVI ha abogado por promover el diálogo entre fe y razón

a todos los niveles de la vida. Oportuna intervención cuando en estos días se

habla de Hawking pues, según parece, afirma en su

último libro de divulgación que el origen del universo se explica suficientemente

por las fuerzas gravitacionales, y por tanto Dios no hace falta como causa del

mismo. La pregunta elemental es ¿quién originó la gravedad? Y así podríamos

seguir indefinidamente, dilatando la pregunta fundamental sobre el origen de

todo. Por eso me alegra que se reabra el debate sobre la existencia de Dios,

aunque sea utilizado para la propaganda de un libro que no cambiará el

acercamiento creciente entre la ciencia y la fe.


style='mso-bidi-font-style:normal'>¿Dónde está el origen?

Parece

que esta vez Stephen Hawking se sale de la realidad, por

no ser consciente de los límites de la astrofísica y del mismo ser humano, por

muy genial que sea. Las ciencias empíricas
style='mso-spacerun:yes'>
trabajan con fenómenos o intentan

reproducirlos a escala de laboratorio, proponiendo también modelos o

paradigmas, ejemplos a escala humana, para entendernos. Pero la pregunta del

millón es la referente a la existencia de la realdad, de las cosas, del

universo. Y la respuesta sólo puede venir de la filosofía, que busca las causas

últimas y más universales de los entes.

Hay

una noción de causa eficiente que utiliza la filosofía con
style='mso-spacerun:yes'>
precisión, a partir de esa experiencia

elemental de la razón que se pregunta por el origen de los efectos. Intenta remontarse

a las causas propias y
style='mso-bidi-font-style:normal'>proporcionadas,
style='mso-spacerun:yes'> porque no hay nada sin razón suficiente.
style='mso-spacerun:yes'> Afirmar desde la física, la biología o la

astrofísica que las leyes de la naturaleza, la vida o el universo se explican

por sí mismos es dar un salto mortal en el vacío y sin red, pero sobre todo es

un atentado a la lógica apoyada en el inevitable principio de no contradicción:

no se puede postular que algo existe antes de existir.


style='mso-bidi-font-style:normal'>De la Causa al Dios personal

Todo

esto es parte de la ciencia filosófica, del discurrir de la razón desde los

efectos a las causas, comprobando que el azar no explica nada, sino que elude

las preguntas fundamentales, y se plantea como un axioma casi de fe. Se queda,

en palabras del filósofo X.Zubiri, en la
class=SpellE>penultimidad
de la vida. Me parece que es lo que pasa a algunos

filósofos, muchos pensadores, y cantidad de científicos, incapaces de remontarse

por encima de los fenómenos para buscar sus fundamentos.

Sin

embargo esa percepción de Dios como Causa primera y más universal se queda

pequeña ante el conocimiento real de Dios por la fe. Ya no hablamos de un Ser

impersonal, una fuerza aplastante, o una idea necesaria para dar sentido a la

realidad. No aparece como el Gran relojero sino de un Dios que ama y crea por

amor, que es familia primigenia
class=SpellE>tripersonal
, el Padre, el Hijo, y el Espíritu. Que ama

tanto a los hombres que envió al Hijo para salvarlos del mal, que todos reconocemos

en mayor o menor medida, pero sin poder explicarlo bien y menos desarraigarlo. Que

ama tanto a los hombres que envió al Hijo para salvarlos del mal, que todos

reconocemos en mayor o menor medida, pero sin poder explicarlo bien y menos

desarraigarlo.


class=SpellE>Hawking
style='mso-bidi-font-style:normal'> rebasa el límite

El

astrofísico Hawking vive en un agnosticismo que

renuncia a las preguntas fundamentales:
style='mso-spacerun:yes'>
alguna
vez se ha inclinado por la

probabilidad de un Dios como causa del universo, pero otras por su no

probabilidad, como ahora. Su biografía personal explica muchas cosas, sobre

todo que ni él ni ninguno somos sólo sustancia pensante, sino que hay

emociones, sentimientos favorables o desfavorables, e incluso buena dosis de

prejuicios poco racionales. Esta vez, el superateo
class=SpellE>R.Dawkings se ha apresurado a confirmar el axioma de
class=SpellE>Hawking, diciendo que Darwin expulsó a Dios de la biología y

ahora Hawking le ha asestado el golpe de gracia. Pero

yo deseo que éste llegue a dar el salto desde las cuestiones físicas a las

metafísicas, y encuentre vitalmente al Dios personal que ha creado el universo

y a él mismo. Y se lo pueda contar a Dawkings.

 

Jesús Ortiz

Doctor en Derecho Canónico