La fe no pasa de moda



¿Cómo transmitir la fe en la
sociedad contemporánea afectada de indiferencia y de laicismo? Este ha sido el
tema debatido en el reciente Simposio Internacional de Teología celebrado en
Pamplona, con asistencia de unos doscientos expertos de varias naciones.




Parece que Dios no cuenta en la vida de algunos hombres y mujeres que trabajan
en sus despachos o caminan por las calles de la ciudad como si no existiera,
aunque sienten una nostalgia del Absoluto, más o menos imprecisa según las
vivencias religiosas que recibieron. Pero hay muchas ocasiones en que Dios
aparece en su horizonte relacionado con la vida y con la muerte, los problemas
de conciencia y de convivencia con los demás hombres, como decía el pensador
judío George Steiner:
«Cuando estamos enfermos, cuando el terror psicológico o físico se apodera de
nosotros, cuando nuestros hijos mueren en nuestros brazos, gritamos. Que ese
grito resuene en el vacío, que sea un reflejo perfectamente natural, incluso
terapéutico, pero nada más, es casi imposible de soportar».




Aunque el laicismo pretenda silenciarlo, la
sed Dios se muestra en la demanda de clases de religión en la
escuela, en el crecimiento de practicantes, en múltiples iniciativas para
defender los símbolos cristianos. Se organizan cursos de Cristianismo para
principiantes, reuniones de oración en el lugar de trabajo, capellanías en
hospitales y clubs de fútbol, etc. Las editoriales
valoran el éxito de la literatura específicamente cristiana o al menos religiosa;
y ahí están las ventas millonarias de los libros de Joseph Ratzinger, ahora uno
sobre Jesús de Nazaret. Además están los testimonios escritos de quienes
descubren la fe católica, como Peter Seewal, biógrafo del Papa Benedicto XVI, Alexandra Borguese, Leonardo Mondadori, Scott y Kimberly Hahn,
deportistas como Franz Beckenbauer
o cantantes como Bono. No menos interesante es recordar que la prestigiosa Universidad
de Harvard, fundada en Estados Unidos en el siglo
XVII, ha revisado su anterior plan de estudios y, entre otras mejoras,
recomienda crear una asignatura lectiva de religión. La explicación que han
dado los expertos es que muy pocos discutirían hoy que la religión es
sumamente importante en la vida moderna, y Harvard
no puede preparar a los mejores para la vida sin contar con la religión.




El camino para ser ciudadanos creyentes y practicantes pasa por asumir las
propias responsabilidades sin ocultar los valores cristianos, como hacen los
padres que piden mayoritariamente clase de religión para sus hijos, y pasa
también por impulsar iniciativas en defensa de los valores humanos, de la fe
cristiana y de la ley natural. Junto a la utilización de los medios de
comunicación y las nuevas tecnologías, los creyentes asumen las propias responsabilidades
sin ocultar los valores cristianos, como hacen los padres que piden
mayoritariamente clase de religión para sus hijos, los jóvenes audaces
que participan en la Misión
Joven de la Archidiócesis de Madrid, que ahora termina, o los
sacerdotes disponibles las veinticuatro horas del día. Junto al gran esfuerzo
de racionalidad que hace Benedicto XVI para exponer pacíficamente el contenido
de la fe, contamos con el Catecismo de la Iglesia Católica,
que expone sistemáticamente y de modo completo la fe católica, y también el
reciente Compendio del Catecismo, como una guía práctica de respuestas a
los interrogantes planteados en relación a Dios, la religión y la conducta
moral. Constituyen una base suficiente de información y de reflexión que
vacuna frente a ese tipo de progreso que rechaza todo aquello que no está en la
punta de su nariz.



Jesús Ortiz López


Doctor en Derecho Canónico




Para leer más:



Romano Guardini, La experiencia
cristiana de la fe, Belacqua 2005


http://www.clubdellector.com/fichalibro.php?idlibro=4862


Varios autores, Cristianismo en una cultura postsecular, Eunsa 2006


http://www.clubdellector.com/fichalibro.php?idlibro=4720


Jesús Ortiz López, Conocer a Dios. La fe vivida, Rialp 2005


http://www.clubdellector.com/fichalibro.php?idlibro=3633