Puerta al más allá



Puerta al más allá


 


La película titulada The Bucket
List
plantea unas cuantas cuestiones respecto al más allá de la muerte. Dos
enfermos de cáncer tienen los días contados y se hacen amigos en el hospital, a
pesar de tener grandes diferencias de raza, de cultura, de pensamiento y de
posición social. Uno de ellos es rico pero descreído, el otro es normal hasta
en las creencias básicas, no específicamente cristianas. Hizo una lista de
aquello le habría gustado disfrutar en vida, y el rico le propone cumplir juntos
todos esos deseos, siguiendo la máxima de "ahora o nunca". Con ello, y de modo
ascendente, llegan a valorar el amor de
las personas, y hasta intuir la realidad que les aguarda más allá de la muerte
[1].


 


El papa Benedicto XVI ha vuelto a sorprender subrayando
que el Cielo y el Infierno no son simplemente unos lugares sino un estado de
unión o de separación definitivas de Dios. Como hiciera Juan Pablo II, ha
hablado también del Cielo, del Infierno, del Purgatorio, de la resurrección de
los muertos y del Juicio final de Dios, describiendo esas realidades con
sobriedad porque sabemos lo suficiente, pero ignoramos muchos detalles que Dios
no ha querido revelar. Recordaba el Papa que el Cielo no es un paraje bucólico
sino la relación interpersonal con Dios en el amor; que
el Infierno es el alejamiento definitivo del Dios bueno, libremente rechazado
por la persona durante su vida y sellado para siempre con la muerte. Que el
Purgatorio no es tanto un lugar cuanto la condición de vida de quienes, después
de la muerte, viven una purificación en el amor de Dios, y aguardan nuestras
oraciones.



J.L.Borges
dijo que tenía miedo a la inmortalidad pues ya estaba cansado de ser Borges. Se
comprende en una persona carente de fe; sin embargo para un cristiano la muerte
no es el fin sino el principio de la vida eterna. Esta seguridad nos ayuda a
sobreponernos a la tristeza por la muerte de los nuestros, y también nos empuja
a obrar rectamente, sabiendo que recibiremos bienes eternos.


 


Por la fachada de
poniente de muchas catedrales góticas entran los fieles a la casa de Dios a fin
de celebrar los misterios sagrados que introducen en la liturgia celestial.
Precisamente en esa fachada encontrarán tres puertas con la catequesis sobre el
Juicio final, el Cielo y el
Infierno. En el centro Cristo Pantocrátor como Juez
rodeado de apóstoles y bienaventurados juzga a los resucitados conducidos por
ángeles. Unos gozarán de Dios porque a la caída de la tarde son juzgados en el
amor que imperó en su vida. Pero también los artistas medievales explayan su
fantasía en la descripción de los tormentos merecidos por los condenados a
manos de horribles demonios. Una imagen de la Virgen María en la portada nos
acoge con sonrisa para llenar de esperanza nuestra vida en la tierra.


 


 


Jesús Ortiz López


 


 


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[1]
Cfr. J.Ortiz, Creo
pero no practico
. Eiunsa. Madrid, 2010, 2ª ed.