style='font-family:"Times New Roman"'>Hace tres años Juan Pablo II emprendía su
anhelado viaje a la casa del Padre, como pedía a quienes tenía más cerca.
Culminaba así la carrera el atleta de Dios que comenzó su pontificado buscando
a los jóvenes y al final les agradecía sus oraciones y lágrimas en la Plaza de
San Pedro, durante aquellas últimas horas en la tierra tan amada. Juan Pablo II
se había convertido en un joven de 83 años, como nos afirmó en su último viaje
a España.
style='font-family:"Times New Roman";mso-ansi-language:ES-TRAD'>
style='mso-tab-count:1'> Juan Pablo II viajó a España en
cinco ocasiones, la primera de ellas en 1982, recorriendo varias ciudades y
celebrando actos ante varios millones de personas. Vino como «Testigo de
Esperanza» y logró impulsar nuestra fe y renovar sus manifestaciones en la vida
ordinaria. En el último y emotivo viaje, en 2003, nos dejó el mensaje de ser
testigos de Jesucristo en el mundo actual. Ahora, cumplidos tres años de ser
llamado a la Casa del Padre, ese mensaje cobra nueva actualidad y, como en las
carreras de relevos, recogemos el testigo –la fe- para incorporarla
definitivamente a nuestra vida.
style='font-family:"Times New Roman";mso-ansi-language:ES-TRAD'>
style='font-family:"Times New Roman";mso-ansi-language:ES-TRAD'>
style='mso-tab-count:1'> Juan Pablo II ha gastado su vida en
llevar a los creyentes a Cristo y precisamente por eso ha mostrado que no puede
haber encuentro con Jesús sin la Iglesia. Este es el gran problema de la mediación
que muchos hombres de hoy no acaban de entender ni de admitir.
style='mso-spacerun:yes'> La Iglesia del Papa es la Iglesia de
Jesucristo, tan viva hoy como hace veinte siglos pues está animada por el
Espíritu de Vida. Lo pudimos comprobar en aquellos días de llanto y alegría por
la asistencia masiva de jóvenes a los funerales por el Papa en Roma, en las
principales capitales y concretamente en Madrid. Pero como se trata de la fe en
Jesucristo, a través de su Vicarios, la adhesión firme no se queda en
personalismos, porque vemos que en tos últimos años Benedicto XVI sigue
atrayendo a propios y extraños, congregando a miles de personas cada semana en
las Audiencias en la Plaza de San Pedro, en el Ángelus de cada domingo, y en
los viajes como el que comenzará en unos días a Estados Unidos, mientras cumple
81 años. Es el «abuelo del mundo», como aceptó ser llamado en Valencia, otro
encuentro millonario con las familias, de modo parecido a como el querido Juan
Pablo II se calificaba en Cuatro Vientos ante los jóvenes españoles como un
joven de 83 años. Vemos así que la fe se manifiesta clamorosamente ante quienes
representan al mismo Cristo, porque depende de la persona, pero que a la vez no
se detiene en la persona de Wojtyla o de Ratzinger porque cada uno de ellos
transparenta al mismo Jesucristo.
style='font-family:"Times New Roman";mso-ansi-language:ES-TRAD'>
style='font-family:"Times New Roman";mso-ansi-language:ES-TRAD'>
style='mso-tab-count:1'> Juan Pablo II ha sido
style='mso-spacerun:yes'> un gigante de la fe en Dios para todos y
especialmente para los católicos. Los complejos problemas de nuestra sociedad
tienen solución desde la antropología cristiana, que está en el centro de la
enseñanza del Papa sobre Jesucristo y el hombre. Y las dificultades para llevar
a cabo la nueva Evangelización en un mundo marcado por la dictadura del
relativismo, como está ocurriendo en España, las superan los testigos fieles de
Jesucristo como Juan Pablo II, pero también la los creyentes coherentes en el
día a día.
style='font-family:"Times New Roman";mso-ansi-language:ES-TRAD'>
style='mso-tab-count:1'> «La paz esté contigo, España», dijo
el Papa al iniciar Visita pastoral a nuestro país. Al llegar el Papa estaba
feliz pero, al despedirse a estaba aún más conmovido: «Os llevo a todos en el
corazón». Cerca de treinta horas muy intensas separaban esos momentos. En
medio, desde la madrileña Plaza de Colón aseguró a los españoles que «Surgirán
nuevos frutos de santidad si la familia sabe permanecer unida, como auténtico
santuario del amor y de la vida», y recordó a los más jóvenes que «se puede ser
moderno y profundamente fiel a Jesucristo». Al final de aquella Misa se
despidió invitando a ser testigos fieles de Jesucristo: «Con mis brazos
abiertos os llevo a todos en mi corazón. ¡Hasta siempre España! ¡Hasta siempre,
tierra de María! Confiamos en verle pronto en los altares. Y
style='mso-spacerun:yes'> este tercer aniversario nos sirve de llamada
a la conciencia para analizar qué hemos hecho, qué estamos haciendo, y qué
podemos hacer para seguir sus palabras, haciendo que las lágrimas de entonces
sean obras cumplidas hoy.
Jesús
Ortiz López
Doctor
en Derecho Canónico
Para leer más:
Varios
autores (2006)
href="http://www.clubdellector.com/fichalibro.php?idlibro=5048">Dejadme ir a la
casa del Padre, Madrid, San Pablo
Dziwisz,
S. (2007)
href="http://www.clubdellector.com/fichalibro.php?idlibro=6271">Una vida con
Karol, Madrid, La esfera de los libros
O’Shea,
C. (2006)
href="http://www.clubdellector.com/fichalibro.php?idlibro=6242">La herencia de
un santo, Madrid, Temas de hoy
Weigel,
G. (2006)
href="http://www.clubdellector.com/fichalibro.php?idlibro=5067">La elección de Dios,
Madrid, Criteria