Manual de educación infantil centrado en la propuesta del renacimiento del asombro como base de la estimulación del desarrollo cognoscitivo de los niños.
La autora insiste en que si se proporciona demasiados estímulos a la mente infantil, se sobrecarga, se aburre y se desinteresa. Como solución propone dejar al niño ir a su ritmo, que se distraiga descubriendo detalles del mundo que le rodea y limitarse el adulto a ser el ayudante de este incipiente trabajo de exploración. Por el contrario, considera que las pantallas estridentes, las luces intermitentes y los movimientos vertiginosos, propios de las nuevas tecnologías del ocio, pueden causar en los pequeños efectos adversos de apatía y desinterés. Sobrecargar al niño de actividades extraescolares o de material informático puede conducirle a pasar de ser un regalo para los padres a ser un trofeo a exhibir, que se vuelva cada vez más exigente en su calidad de ornato paterno. El regreso a la naturaleza es otro consejo que brinda, ya que en ella todo transcurre de modo pausado y es necesaria la paciencia para observar sus avances. Sin condenar la ayuda que las nuevas tecnologías suponen, recomienda usarlas con cautela y no como una niñera sustituta, que deje más libres a los adultos para otras actividades. Respetar la infancia y no tratar de acortarla por razones prácticas es el resumen de un libro breve pero denso de contenido, y tan certero en su diagnóstico de situación como claro y positivo en los remedios que propone para educar de modo más humano en una época de frenética exigencia. Escrito en tono de divulgación científica, este trabajo muy actual en el enfoque de la problemática que trata, resultará de gran utilidad para el público al que va dirigido.