La novela se desarrolla en los años de la postguerra civil, en un valle leonés y en Madrid. Indudablemente desde entonces España ha cambiado mucho, por lo que analizar La mujer nueva con los puntos de vista de hoy quizá no sea lo más adecuado. Sin embargo, plantea cuestiones que siguen teniendo peso, como la fidelidad a unos principios, la coherencia, la valentía para enfrentarse a los problemas y buscar la mejor manera de solucionarlos o la fe vivida con todas sus consecuencias, en ambientes en los que predomina la hipocresía o la indiferencia; o el significado profundo y la grandeza del matrimonio cristiano.