Toca con delicadeza y honestidad casi escandalosa asuntos que no suelen ser enunciados. Acaso escandalice a los beatos de lo intrascendente. Lejos de la bisutería espiritual, donde la búsqueda de la otredad se rodea de budas de plástico, Montiel se toma muy en serio su forma de estar y el vínculo con lo sagrado.