"Por encima de todo, aunque estos cuentos son siempre morales, nunca se regodean en la condenación de los malvados, principal entretenimiento de los moralistas más puritanos e insoportables. Rara vez los perversos resultan castigados por Andersen, casi siempre prefiere ridiculizarlos o, aún mejor, olvidarlos sencillamente mientras los buenos ascienden al lugar que merecen. En este sentido podemos ciertamente conceder a Hans Christian Andersen el título de educador, en el más noble y menos arrogante sentido de esta palabra" Fernando Savater