Los beduinos del oasis de Wadi al-Uyún ven perturbada su paz y sus costumbres por la llegada de unos americanos para dar comienzo a unas excavaciones petrolíferas. Algunos huyen y comienzan a trabajar en la ciudad de Harrán; otros, como Ibn Rased, se ponen de parte de los americanos para conseguir que sus paisanos trabajen y soporten las condiciones de la empresa.