9 de agosto de 378. En las llanuras al noroeste de la ciudad de Adrianópolis, en la provincia romana de Tracia -actualmente Turquía- se desarrolló una batalla decisiva para el Imperio Romano. Las legiones del emperador Valens se enfrentaron a las hordas godas que habían atravesado la frontera más oriental del imperio y sufrieron la más severa derrota desde la victoria de Hanibal en Cannae seiscientos años antes. El imperio sobrevivió todavía un siglo a la sangrienta batalla de Adrianópolis, pero ese día marcó un punto de inflexión: fue el inicio de su fin.